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PABLO A. MARÍN ESTRADA
VALDEDIÓS (VILLAVICIOSA).
Domingo, 5 de septiembre 2021, 01:50
La presente edición del ciclo 'Atardeceres musicales' del Círculo Cultural de Valdediós se cerraba ayer en la iglesia de Santa María del antiguo cenobio ... maliayés con un recital de auténtica excepción. El violonchelista Adolfo Gutiérrez Arenas, la violinista Alissa Margulis y el pianista Josu de Solaun, todos ellos solistas de primer nivel mundial, se unían por primera vez en formación de trío para interpretar un programa a la medida para exhibir sus dotes como instrumentistas y también su potencial como conjunto. El entorno monumental y mágico que acogió el concierto en una tarde de agradable impronta veraniega contribuyó a que el público, en aforo reducido y completo desde hacía semanas, disfrutase de una experiencia única escuchando a los tres maestros.
Adolfo Gutiérrez Arenas es uno de los chelistas españoles con mayor proyección internacional y en su obra discográfica destacan, entre otros trabajos, la grabación de las 'Suites para violonchelo solo' de Bach, las cinco 'Sonatas' de Beethoven junto al pianista Christopher Park o el 'Concierto para chelo y orquesta' de Dvorák con la Filarmónica de Magdeburgo. Por su parte, Alissa Marguris posee una sólida trayectoria como solista e intérprete de cámara, ha tocado con directores de la talla de Ivor Bolton, Jacques Mercier o Arnold Katz y ha grabado repertorio de Mozart, Shostakovich, Enescu, Beethoven, Messiaen y otros, así como la música completa para violín y piano de Franz Liszt.
Finalmente, Josu de Solaun es un pianista-compositor de prolífica carrera que ha colaborado como solista con formaciones como la Orquesta del Teatro Mariinsky de San Petersburgo, la Filarmónica la Fenice de Venecia o la Orquesta Nacional de España y es el único teclista nacional en lograr premios como el prestigioso George Enescu de Bucarest.
Abrieron Gutiérrez Arenas y De Solaun con las 'Cinco piezas de tema popular' de Schumann, delicioso entrante con el chello del primero elevando vuelo como un ave y las teclas del piano siguiéndolo como un río cristalino. Toda una estimulante invitación a sumergirse en un recital que mostraría el prodigio del pianista en el endiablado 'Primer vals de Mefisto' de Lizst, seguido por el duelo entre De Solaun y Margulis en la rica complejidad de la 'Sonata n°2 para violín y piano' de Prokófiev.
Y el plato fuerte de la velada: el 'Trío op. 8' de Brahms, una fiesta sublime de principio a fin solo apta para virtuosos del altísimo nivel de los tres músicos protagonistas de este cierre de oro para unos 'Atardeceres musicales' que se superan verano tras verano y que son un verdadero lujo en un concejo culturalmente tan inquieto como Villaviciosa. Un auténtico acontecimiento que hizo feliz al público -los 115 afortunados asistentes al recital- durante casi dos maravillosas horas. A los maestros los despidió una merecida y cálida ovación en pie.
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