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Una compañía dedicada al teatro musical y formada por niños que funciona igual que una profesional, esa es la base sobre la que creó en 2018 la luanquina Maite G. Heres su proyecto 'La Federica'. Nacida en el Centro de Artes Escénicas 440 Hz -del ... que es directora y cofundadora-, su primer trabajo, una adaptación de 'La Flauta Mágica' de Mozart tuvo su estreno por todo lo alto en el Teatro Campoamor en octubre de 2021 y coproducida por la Ópera de Oviedo. El próximo domingo 21 llega a las tablas del Teatro Jovellanos y lo hace en un momento en el que los jóvenes integrantes de la Compañía (entre 8 y 16 años) viven un auténtico reto de profesionales, ya que pocos días después, el 27 de enero, vuelven al Campoamor con nuevo estreno: una versión para niños de 'Gianni Schicchi' de Puccini y en dos funciones.
Mientras se reparten entre Oviedo y Gijón con los ensayos de ambas representaciones, su directora no duda en calificar de «bastante locura» el desafío que supone para los componentes de La Federica esta circunstancia, a la vez que la considera parte de su aprendizaje: «La vida a veces viene así y es importante que acepten cómo vienen las cosas e intenten gestionarlas de la mejor manera». Por eso, estas últimas semanas, una de las ideas que comparte en los ensayos es la de que «nunca tienen que dar por supuesto nada. 'La Flauta', aunque la hayan hecho más veces, siempre tiene que ser como la primera, la calidad debe ser la misma y toca estar al cien por cien en las dos funciones». Motivación e ilusión no les faltan a estos chicos y chicas, que ven en la cita del Jovellanos una bonita oportunidad de mostrar lo que hacen en su ciudad y en la de la próxima semana, la impagable ocasión de regresar al Campoamor de la mano de la Ópera de Oviedo, de la que son compañía residente.
La directora de La Federica tiene palabras de gratitud hacia el presidente de la Ópera ovetense, Celestino Varela: «Estuvimos mucho tiempo buscando un lugar para el primer proyecto y nos abrió las puertas de su casa. El día que me comunicó que el estreno sería en el Teatro Campoamor no lo voy a olvidar nunca». Tampoco olvidarán fácilmente los chicos de la compañía su debut «con el teatro lleno y los intérpretes de 'La flauta mágica' senior viéndoles. Fue un subidón increíble para todos», asegura. Un resultado de la cultura del esfuerzo que intenta inculcar la compañía a los alumnos que la forman y que ellos mismos parecen asumir de buen grado, tal como explica Heres: «Son muy autoexigentes, los primeros en saber que para hacerse respetar deber hacer las cosas con la suficiente calidad. Somos niños, vienen a decir, pero hacemos un trabajo tan impecable como si fuera algo de adultos».
Ese es uno de los objetivos de la compañía y parte de su educación musical. El otro, no menos esencial: «Que los propios niños hagan de motor y ejemplo para que otros, los espectadores, vean que la música clásica es factible y se puede disfrutar de ella».
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