Por la vía de la romería y el deporte

Es vía única para la fiesta. Representa el tren fluvial el insólito caso de un trazado ferroviario dedicado en los últimos tiempos en exclusiva a alimentar y alegrar una celebración como es el Descenso del Sella. Y es un tren que ha dado la vuelta a España y al mundo a través de imágenes y fotografías que transitan por esos raíles repletos de romería y deporte. El Museo del Ferrocarril de Asturias inauguró en la tarde de ayer la exposición '75 años del tren de les Piragües. 1945-2020 ', que debía haberse abierto dos años atrás pero que la pandemia ha traído hasta aquí y ahora.

Ha habido, pues, tiempo para trabajar más a fondo sobre los fondos del propio Museo del Ferrocarril y de otras colecciones, públicas, como las del Muséu del Pueblu d'Asturies, y privadas, que han enriquecido el trabajo realizado por el equipo del museo que dirige Javier Fernández con Nuria Vila como comisaria. Ella ha investigado a fondo el devenir de esa línea y ha estructurado la muestra a través de paneles que se podrán mover con facilidad para que pueda itinerar en el futuro. El viaje de este tren, a través de fotografías, de billetes, de carteles originales del Descenso -como los que realizó Alfonso-, de elementos filatélicos, se hila desde sus inicios, cuando la carencia de gasolina obligó a los miembros del Club de Regatas y el Grupo de Cultura Covadonga de Gijón a sustituir su viaje en coche siguiendo la prueba deportiva por uno en tren que fue un éxito inmediato, hasta sus momentos más gloriosos de auténtica romería allá por los años 60. Hay un elemento muy curioso que se expone de esos tiempos: un billete de 1963 que tiene varias partes y permite recoger montera picona y votar a la novia más salerosa de los mozos que participan en el festejo. Ellas ni nombre tienen; el voto se lo llevan ellos.

Esos años locos con el público desmadrado colgado del exterior del tren -«no es que el tren llevara a la fiesta, es que el tren era el prao de la fiesta», señala Nuria Vila- y las ventanas abiertas de los que informa profusamente el 'Nodo' dan paso a tiempos en los que la seguridad hizo decaer todos esos elementos para alumbrar un tren más protocolario y político. En esas está ahora el tren de les Piragües, del que se exponen en Gijón incluso el flotador y las palas cruzadas con abundante laurel que siempre han servido para decorar el convoy en su recorrido por la ribera del río.

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