Es una gran exposición que reúne obras de muy diferentes procedencias; es una demostración de que en Asturias, también en el periodo de entreguerras del siglo pasado, se hacía arte con mayúsculas y sin complejos. El Museo Evaristo Valle de Gijón inauguró este domingo ' ... En los márgenes de la Edad de Plata. Realismo mágico en Asturias, 1920-1937', una muestra comisariada por Gretel Piquer que plantea un viaje en el tiempo y el arte a través de treinta y nueve obras -pintura, escultura, dibujo y fotografía- de veintidós artistas bien asturianos o vinculados de alguna manera con esta tierra. Son Arturo Truan, Evaristo Valle, Nicanor Piñole, Cristóbal Ruiz, José Gutiérrez Solana, Roberto Fernández Balbuena, Luis Bayón, Timoteo Pérez Rubio, Mariano Moré, Paulino Vicente, Joaquín Vaquero Palacios, José María San Julián, Germán Horacio, Alfredo Aguado, Emilio García Noriega, Faustino Goico-Aguirre, Obdulia García, Andrés Vidau, Ana Pallares, Luis Pardo, Aurelio Suárez y Antón y todos ellos, a lo largo de esos veinte años a los que se alude, retornan al orden pictórico y escultórico que habían roto las vanguardias de muy diferentes maneras. Muestran, aseguraba Piquer en una multitudinaria inauguración en el museo de Somió, esa voluntad de los artistas asturianos de «crear arte moderno y contemporáneo», de no estar al margen del mundo, de lo que se cocina en España y en Europa en ese momento histórico, sino que miran a la cara a su tiempo. Esa es su gran virtud. La de Gretel Piquer, dar con la idea y obrar el milagro de acercar al Evaristo Valle obras que vienen desde los museos de Gijón, el Bellas Artes o colecciones privadas y componer con ellas una muestra que, en palabras de José Ramon García López, presidente de la fundación del museo, es una de las mejores que este ha albergado en su seno.
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Había llenazo este domingo en el espacio para la puesta de largo de la propuesta, que contó con el respaldo de la alcaldesa de Gijón, Ana González, quien reivindicó la modernidad de los creadores asturianos, esos que van más allá de la 'vara de yerba' y que trascienden y habitan fuera de nuestras fronteras. Junto a la alcaldesa, Lucía Peláez, directora de los museos de bellas artes de Gijón, o Saturnino Noval, conservador de la Casa Natal, junto a artistas como José Ramón Cuervo-Arango o el director de la Semana Negra, Ángel de la Calle, que mostró su interés por los dibujos de Ana Pallares Guisasola, una de las artistas presentes y que es un auténtico descubrimiento. Esas obras han sido cedidas para la exposición por su hijo Eduardo Navarro Pallares, feliz al extremo al ver públicamente expuesta la obra de su madre, una mujer que por razones de vida y economía tuvo que dedicarse a la docencia y a copiar obra del Prado en lugar de hacer sus propias creaciones. «Estoy súper emocionado», reconocía con la voz entrecortada y encantado de ver cómo la obra de una mujer que con 14 años comenzó a formarse adquiere ahora visibilidad y encuentra su hueco.
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