María Dueñas encandiló al público del Jovellanos. FOTOS: ARNALDO GARCÍA

María Dueñas, prodigio de sensibilidad y técnica

La joven violinista granadina interpreta en el Jovellanos con la OSPA, dirigida por Ari Rasilainen, un Sibelius apasionado

RAMÓN AVELLO

GIJÓN.

Viernes, 29 de enero 2021, 01:53

La temporada anual de abono de la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA), para adaptarse mejor a la pandemia, se ha dividido en tres, siguiendo el nombre de las estaciones. Ayer, dentro de la temporada invernal, la OSPA ofreció en el Teatro Jovellanos un ... concierto que por los compositores se podría calificar de nórdico o escandinavo, con obras de Sibelius y Svendsen, pero por la interpretación, soleado y fogoso. En la primera parte, el invierno deshelado en la luminosa versión de María Dueñas del 'Concierto para violín en re menor, op. 47', de Jean Sibelius. Y, en la segunda, la 'Sinfonía n.º2 en si bemol mayor, op. 15', de Svendsen, compositor noruego poco conocido.

Publicidad

A sus diecinueve años recién cumplidos, María Dueñas no es una promesa futura del violín, sino una realidad firmemente consolidada. Nacida en Granada en diciembre del 2002, María ha ganado todos los concursos a los que se ha presentado y ha tocado con grandes orquestas un repertorio variado que va desde el virtuosismo de Paganini o Lalo, a Beethoven, Mozart o, como escuchamos ayer, Sibelius.

El 'Concierto para violín' de Sibelius es una obra peculiar, con cadencias sorprendentes y de una gran dificultad técnica, en el que el violín solista predomina de una manera continua sobre la orquesta. Si la solidez orquestal produce una sensación de rigor, la línea melódica del violín tiende, con cierto aire de improvisación y espontaneidad, a la libertad. La versión fue un prodigio absoluto, empezando por la sonoridad, potente y colorista. María toca un Guarneri del Gesù, rival de Stradivari, uno de los mejores violines del mundo. Pero, además de esa sonoridad penetrante, el fraseo, la articulación y los relieves expresivos resultaron de una musicalidad fascinante. La obra fue muy aplaudida, incluso por la orquesta y, tras los aplausos, tocó como propina un 'Capricho' de Paganini.

El director finlandés Ari Rasilainen está bien familiarizado con la OSPA desde que hace nueve años fue uno de los más firmes candidatos para suceder a Max Valdés. Maneja la orquesta con precisión, extrayendo una variedad dinámica y un empaste especialmente destacado en los vientos. Esto lo pudimos escuchar en Sibelius, pero, sobre todo, en la segunda parte, en la 'Sinfonía n.º2', de Johan Severin Svendsen.

Publicidad

Esta sinfonía, escuchada ayer por primera vez en Asturias, es una obra postromántica, salvo el tercer movimiento que posee un carácter nacionalista. La obra está bien construida, es agradable de escuchar y tiene unos pasajes muy hermosos protagonizados por la trompa y el corno inglés. También muy aplaudida. Y hoy el concierto se repite en Oviedo.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

3 meses por solo 1€/mes

Publicidad