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P. A. MARÍN ESTRADA
GIJÓN.
Sábado, 19 de junio 2021, 04:27
El Teatro Palacio Valdés despidió ayer el ciclo Escena Avilés de abril a junio con una de las compañías más prestigiosas del drama clásico ... español: Nao d'Amores y su montaje 'Nise, la tragedia de Inés de Castro', una función basada en las dos piezas que el dominico Jerónimo Bermúdez de Castro dedicó a la legendaria Inés 'Cuello de Garza', la noble gallega que ciñó la corona de reina de Portugal después de muerta. El público avilesino tenía así la ocasión de disfrutar del trabajo de un proyecto artístico que desde su nacimiento hace dos décadas ha hecho de la investigación y rescate del repertorio medieval y renacentista su razón de ser, representándolo con la mayor fidelidad a la puesta en escena de su tiempo.
Ana Zamora, directora de la compañía y responsable de la dramaturgia, ha elegido en esta ocasión a uno de los autores más interesantes y olvidados del periodo renacentista. Su propia biografía incluye episodios como el de una carrera como soldado que le llevaría a acompañar al monarca portugués don Sebastián en su fatídica expedición africana y, ya fraile, a decantarse por el partido del Prior de Crato en la disputa del cetro lusitano con Felipe II. Tras la anexión de Portugal por éste, pagaría las consecuencias con la prisión y el destierro. Estos hechos están muy presentes en sus obras 'Nise lastimosa' y 'Nise laureada' publicadas en 1577 bajo el seudónimo Antonio Silva, que aquí se funden en una. Nao d'Amores recrea con esmerado rigor su puesta en escena renacentista, incluida la música que interpretan en vivo los propios actores.
Las intrigas y ambiciones políticas, sus abusos y el peso inhumano de las llamadas razones de estado, aparecen lúcidamente expuestas en la trama del fraile dominico y ello la convierte a los ojos del espectador de hoy en una obra de incuestionable actualidad.
El espectáculo recrea con honestidad y delicada belleza el universo de ficción que veía y escuchaba el público contemporáneo de Jerónimo Bermúdez, magníficamente perfilado en sus claroscuros por la iluminación de M. A. Machado y contextualizado en la eficaz escenografía de Ricardo Vergne. La música jugaba un papel esencial y la encargada de imaginar cuál sería, Alicia Lázaro, elije un repertorio que nos lleva en los coros y las piezas interpretadas al mismo marco referencial de las múltiples citas literarias (clásicas, bíblicas, renacentistas) que nutren el texto. El trabajo del elenco pone vida a la tragedia con una actuación excepcional de Alba Fresno -Inés-, como la de Javier Carramiñana, José Luis Alcobendas y el resto de actores. La declamación en el castellano original, sus embozos, disfraces y coreografías, el uso de títeres y máscaras, son herramientas complejas que en esta dramaturgia logran una fascinante perfección. Maravilla y rigor van de la mano en una función difícil de olvidar.
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