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PABLO A. MARÍN ESTRADA
GIJÓN.
Domingo, 21 de febrero 2021, 02:23
Rasa es un término hindú, que en sánscrito vendría a significar la emoción inefable sentida por el receptor de una obra de arte visual, ... musical, de danza, algo que en español podría traducirse tal vez como 'gracia', en sentido estético. Un concepto familiar a eso que los flamencos llaman duende, no menos complejo de delimitar.
Federico García Lorca creía en él y, con el título de 'El juego del duende', escribió una de sus maravillosas conferencias en la que encuentra una posible definición en las palabras que Goethe le dedicó a Paganini -«Poder misterioso que todos sienten y que ningún filósofo explica»-, así como en la frase que escuchó el poeta a un viejo guitarrista gitano sobre el cante jondo: «El duende no está en la garganta; el duende sube por dentro desde la planta de los pies».
Rasa, duende y Lorca conforman el espectáculo creado por la coreógrafa Mónica de la Fuente que ayer llegó al Teatro Jovellanos. Una experiencia, más que una función al uso, tan difícil de describir en palabras como gozosa de disfrutar para quien asiste a ella.
De la Fuente es una bailarina y actriz de versátil carrera, formada en las artes escénicas de la India y que ha dedicado gran parte de su trabajo a investigar los lenguajes contemporáneos de la danza.
En ese camino, parecía lógico interesarse por las conexiones entre lo flamenco y lo hindú, que Lorca y su amigo Falla intuyeron al sugerir la impronta oriental del cante andaluz, un hilo del que tiraba Carlos Saura para una de sus últimas producciones: 'Flamenco India', en el que contó con la participación de la coreógrafa vallisoletana.
Ahora ella indaga sobre esa base para construir una obra abierta a la experimentación y a la confluencia de baile, dramaturgia, música, iluminadas por las palabras del escritor granadino en su 'Poema del cante jondo' y en sus reflexiones sobre el duende.
El cantaor José Salinas, Mariano Mangas a la guitarra y el percusionista Yónder Rodríguez ponen en vivo, con composiciones de los dos primeros, la banda sonora de este mágico universo efímero levantado con la expresión y el movimiento de la bailarina sobre las tablas.
El resultado, un intenso viaje desde la magia jonda de nuestro sur a las sonoridades y coreografías de un oriente cercano en duende con un pie en la India y las alas en Japón. Un prodigioso vuelo que sostienen tres músicos excepcionales y una artista capaz de sacar chispas de la leve nada, en un espectáculo que maravilla en su sobria desnudez y que nos deja así, fascinados, conmovidos, con la miel en los labios cuando llega a su fin. Así son los sueños y el destino de las mariposas que Lorca dibujó en sus versos y Mónica de la Fuente pone en danza para que todos volemos con ella. Rasa y duende. Es decir, delicadeza pura y emoción.
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