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MIGUEL PÉREZ
MADRID.
Viernes, 10 de julio 2020, 02:37
Loquillo (Barcelona, 1960) regresó el pasado viernes a los escenarios en el WiZink Center de Madrid, con un aforo presencial de 1.700 personas y retransmisión en 'streaming'. Era el primer experimento en Europa de lo que podría llamarse un gran concierto. Mañana ... llega a la plaza de toros de El Bibio, en Gijón, con un formato íntimo y poético, junto a Gabriel Sopeña, donde actuará para un máximo de 800 personas y sonarán las voces de Benedetti, Luis Alberto de Cuenca, Aute, Brel y Brassens; además de la dicción incomparable de Johnny Cash y Kris Kristoffersson.
- ¿Cómo afronta la vuelta en este contexto inédito?
- Con emoción, pero sobre todo con responsabilidad. Es el momento de dar lo mejor de nosotros mismos. No vivimos en una realidad paralela. Hay que devolver a los espacios su alma, que son el público y sus artistas. Somos cultura y es un bien necesario. Somos trabajadores esenciales. Es el momento de dar la cara. Tenemos que adaptarnos al medio y trabajar con él.
- ¿Cómo ha llevado personalmente el confinamiento?
- Con disciplina y actitud estoica. Con un horario que he cumplido basado en la lectura de los clásicos, la revisión del cine europeo de los setenta, la recuperación de las canciones que quedaron de 'El Último Clásico', que han dado lugar al lanzamiento de 'Sonríe', que estrenamos hace unas semanas. También he podido repasar la biografía que está escribiendo Felipe Cabrerizo. En estas fechas, estaría entrando en estudio para la grabación de mi quinto disco de poesía dedicado a la obra de Julio Martínez Mesanza: 'Europa'.
- ¿Qué o en quién piensa en esos momentos previos a su salida al escenario?
- En aquellas personas que se han ido y no pueden estar ya entre nosotros.
- En medio de esta crisis parece que solo aguantarán los fuertes. ¿Nos vemos abocados a una criba de artistas y bandas?
- Como dijo el presidente Sánchez, nadie debe quedar atrás y eso incluye también a todos los músicos, técnicos, artistas y bandas del país.
- ¿Está reaccionando tarde el Ministerio de Cultura a las urgencias del sector?
- ¿Si reacciona tarde? Yo creo que ni está ni se le espera. Las noticias que me llegan del entorno del ministerio son las de falta de comunicación y, sobre todo, empatía. Y eso que la cultura ha sido la gasolina del confinamiento y la música su banda sonora.
- ¿La sociedad saldrá de esta pandemia con más miedo y más conservadora en sus hábitos?
- Cuando te caes, hay que levantarse. No queda otra. Los ciudadanos han dado un ejemplo de responsabilidad y esperemos que los políticos terminen estando a la altura de aquellos. Me preocupa, como a muchos, si esta pandemia terminará afectando a los derechos civiles e individuales.
- 'Como todos los jóvenes, yo vine a llevarme la vida por delante'. ¿Pensará así la generación que ha sufrido la COVID-19?
- Bienvenidos al siglo XXI. Quizás a partir de ahora se aprecien mucho más los valores sociales y humanos, y lo que realmente importa. No olvidemos que a toda una generación de españoles que vivieron la posguerra, lucharon por la democracia y ayudaron a familias en la crisis del 2008 se los ha llevado el coronavirus. La sanidad pública y la educación tienen que ser los pilares de la reconstrucción. Esto no puede volver a pasar.
- Por último, ¿una canción para recuperar la esperanza en este periodo de caos?
- 'That's Life', de Frank Sinatra.
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