Lola Herrera, ayer en el Palacio Valdés de Avilés. MARIETA
Lola Herrera, actriz

«Me gusta llevar el teatro a domicilio»

Estrena el viernes en el Palacio Valdés de Avilés 'Adictos', un texto que reflexiona sobre el hoy dirigido por Magüi Mira y con Lola Baldrich y Ana Labordeta en escena

M. F. ANTUÑA

AVILÉS.

Jueves, 11 de agosto 2022, 01:55

Lola Herrera está de estreno en Asturias. La actriz de 87 años se sube a las tablas del Palacio Valdés de Avilés el viernes y el sábado con 'Adictos', un texto que firman Juan Gómez y Daniel Dicenta (su hijo) que alerta sobre los ... peligros de la tecnología, que se pregunta si somos realmente libres en este mundo de bienestar y posverdad que habitamos. Ella es una científica comprometida en este montaje que dirige otro nombre mayúsculo de la escena española, Magüi Mira, y que cuenta con Lola Baldrich y Ana Labordeta para completar el póquer de ases.

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-¿Cómo se lleva usted con la tecnología?

-Sé lo justito. Tengo tableta, tuve un ordenador que se me rompió y perdí cosas porque no sacaba copias, la uso para no quedarme descolgada. Para muchas cosas es muy interesante, pero quiero depender lo menos posible de la tecnología

-¿Es adicta a algo?

-Todos somos adictos aunque sea de una manera inconsciente, como si fuera lo más normal del mundo, y hay adictos a cosas buenas, regulares y malísimas. Está claro que soy adicta al trabajo, es de verdad de pesadilla. No puedo estar parada.

-Trío de mujeres y Magüi dirigiendo. ¿Cómo ha cambiado el peso de la mujer en la escena?

-Más en la sociedad, en escena siempre se han necesitado mujeres: madres, hijas, hermanas... En nuestra profesión en general no se ha notado tanto, en el cine sí que ha habido muchas películas con predominio de los hombres, pero en el teatro, no. Hemos dado pasos de gigante las mujeres afortunadamente, pero tenemos que mantenerlos muy firmes y muy bien atados porque en el mundo en el que vivimos y con las tendencias que hay nos los pueden arrebatar en cualquier momento. Hay que ser conscientes de que el camino que hemos hecho es importante, aunque para nada suficiente. Y no hay que olvidar la fragilidad de todo lo conseguido.

-¿Cómo es trabajar con su hijo?

-Muy agradable. Ha sido una circunstancia especial y está siendo gratificante. Yo sé cómo es él, sé qué le inquieta, le importa lo que pasa en el mundo, es una persona con la capacidad de poner el ojo en todas la capas sociales. La obra es un reflejo de lo que a él y a muchísima gente nos preocupa.

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-Y usted le animó a escribirlo.

-Si, porque había escrito un corto que podría ser algo para televisión y yo me quedé colgada de la idea. Me pareció estupenda y no creía que les interesara en televisión. A mí me llegan muchos textos y es muy difícil que una mujer de mi edad dé con algo que le satisfaga, porque yo quiero hablar de lo que pasa ahora mismo, porque aquí no voy a estar mucho tiempo y el que esté quiero hablar de las cosas que me preocupan a mí como parte de esta sociedad. Le pedí que intentara sacarlo y que lo trabajase con Juanma, que lleva muchísimo tiempo en el teatro. La verdad es que empezaron a escribir y a mí me encantó la idea y hemos llegado hasta aquí. A ver ahora lo que pasa.

-Da vida una científica ya mayor. Esa imagen nos remite a nuestra Margarita Salas.

-Sí, he estado incluso mirando cosas de Margarita Salas, no para preparar el personaje, pero sí para informarme un poco más sobre ella.

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-Cuando alguien lleva tanto tiempo en este oficio. ¿Qué seguridades gana y pierde?

-Seguridades, ninguna. Todo es seguro e inseguro, aprendes, sabes un oficio, sabes cómo salir de un mal momento, pero yo me siento como si fuera a estrenar la primera función ahora mismo. Me pasa siempre. Soy una novata en eso.

-¿A la hora de crear los personajes también?

-Intento servir al personaje, no ser Lola. Pero no me duele nada sentirme novata en esto. Yo echo mano de mi niña, que nunca la he dejado, tengo un punto de ingenuidad como de principiante de todo, siempre procuro mirar las cosas con una distancia y al tiempo meterme dentro de ese personaje, navegar, ver qué le pasa, qué más podría ocurrir, y eso lo es lo que te hace pasarlo bien.

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-¿Qué le hace pasarlo mal?

-Hincar el codo para estudiar. Es una pesadilla. Aprenderte un texto al pie de la letra es difícil. Aquí hay muchos tecnicismos y me ha costado un poco. Lo más duro cuando ya empiezas a trabajar son los viajes, larguísimos, que hay que hacer para ir a los sitios, pero al mismo tiempo a mí me gusta llevar el teatro a domicilio. Yo todas las obras que he estrenado en mi vida he hecho la gira con ellas por toda España. Es un lema que llevo a rajatabla, porque la gente no tiene por qué ir a Madrid a ver teatro, tiene que verlo en su ciudad, hay que llevarlo a casa de la gente.

-¿Cómo son sus días de estreno?

-Yo estreno muy mal siempre, no me gusta lo que hago, soy muy crítica conmigo. Pero hay que pasar por ello.

-¿Tan mal lo pasa?

-Sí, no sé cómo explicarlo, pero lo paso mejor cuando pasan unos días del estreno, diez o doce, y la función empieza a crecer. Una vez la mueves, empieza a colocarse en su sitio.

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-¿Cómo se pasa de bien cuando llegan los aplausos?

-Se pasa muy bien a lo largo de la representación cuando se establece esa comunicación, que puede ser en silencios de esos que se cortan o en una sonrisa, lo captamos desde arriba y ese intercambio que se produce es la gloria. Y el aplauso, que la gente salga satisfecha, es gratificante.

-¿Y el cariño? ¿Se siente?

-Yo soy como la vecina del segundo para la gente, soy una persona cercana, lo siento así, y me gusta mucho. Que te quieran y te respeten como persona es muy agradable. A mí me dicen mucho eso de 'me gustas mucho como actriz y como persona' y me encanta.

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