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De la llegada a Oviedo del Arca Santa y sobre la tumba de Santiago

De la llegada a Oviedo del Arca Santa y sobre la tumba de Santiago

Domingo, 1 de agosto 2021, 01:30

«Condujo el Arca gloriosísima con multitud de reliquias de santos desde el Monte Sacro y la colocó en un lugar seguro de la iglesia. ... Terminó la antedicha iglesia y la hizo consagrar en el mes de octubre de su segundo año de reinado, en la era 830 [año 792]. Y fue consagrada por [...], obispo de Oviedo, que tras doce días de la consagración murió; por Kindulfo, obispo de Iria; Suintila, obispo de León; Magirio, obispo de Orense; Ataúlfo, obispo de Salamanca; y por Teodomiro, obispo de Calahorra. Este Teodomiro era pariente de Carlomagno, rey de los francos y asimismo amigo de Alfonso Magno. Y, enviado por aquél, fue ordenado obispo de Iría tras la muerte de Kindulfo. Fue hombre de gran santidad al que le fue revelado el cuerpo del santo apóstol Santiago del modo que escribo: cierto ermitaño de nombre Pelayo, que en los montes de Galicia llevaba una vida eremítica, recibió una revelación divina del sepulcro del santo apóstol y advirtió de la visión al santo obispo Teodomiro. Rezando ambos a Dios y al santo apóstol vieron descender luces desde el cielo sobre el lugar santo durante tres noches continuas. De este modo, el cuerpo del santo apóstol fue hallado con gran alegría de todos los fieles en el año 29º del reinado de Alfonso, en la era 868 (año 830). Entonces el Magno Alfonso, con toda la curia, adoró el santísimo cuerpo vertiendo muchas lágrimas y oraciones. Después congregó a los obispos, condes y poderosos de la tierra en un concilio en la iglesia de Iria, y le concedió la iglesia del santo apóstol por él edificada en ese lugar a perpetuidad para el obispo Teodomiro y sus sucesores.

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