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MIGUEL ROJO
Jueves, 22 de noviembre 2018, 00:26
Víctor Manuel y Ana Belén están de moda. Él está de gira con 'Casi nada está en su sitio' y ella acaba de estrenar 'Vida', su primer trabajo con canciones nuevas en once años. Además, estará en Gijón el 15 ... de diciembre, en la Laboral, con un espectáculo que se titula 'El faro' que incluye música, teatro y poesía. Pero se podría decir que están de moda desde los años setenta. Un libro escrito por el poeta gaditano Luis García Gil, autor de biografías de, entre otros, Sabina, Aute y Serrat, se detiene ahora en su figura. «Los analizo de forma conjunta, como una unidad, porque es muy interesante observar sus carreras en paralelo, así como las canciones que él escribe para ella, porque reflejan sus momentos vitales. También son intersantes sus giras en conjunto, con las que fueron capaces de unir a músicos de muy diversa procedencia», explica el autor.
En su opinión, Víctor es una referencia de primer orden en la música patria, al nivel de Serrat y Aute. «Sin él no se podría explicar la historia de la canción de nuestro país, desde sus primeras temas como 'El abuelo Víctor' y 'La Romería', pues marcan un antes y un después en la música española. 'La Romería' me parece una canción emblemática del Víctor apegado a esa tierra que nunca olvidó. Lo demuestra en su último disco», analiza. Después se da la circunstancia de su encuentro con Ana Belén en el año 71, «que supone un cambio en la carrera de los dos. Se enamoran en la película 'Morbo', dirigida por Gonzalo Suárez. Entre fabada y fabada, todo muy asturiano, surgió el amor. A partir de ahí Ana Belén recibe una influencia importante de Víctor que hace que su carrera como cantante crezca, cuando hasta entonces estaba centrada en la interpretación», analiza García Gil.
«Víctor ensaya después un sonido más cercano al pop-rock. Recibe muchas influencias, se atreve a hacer una versión de Billy Joel, se empapa de música brasileña e italiana», repasa. El libro recorre a través de sus canciones, analizadas al detalle, no solo sus vidas, sino también la historia de España. «Víctor y Ana encarnaban a una pareja juvenil, contestataria, son testigos de los cambios que se producen en España en un momento de lucha contra el franquismo agonizante. Ellos son militantes comunistas y lo vivieron en primera línea, incluido el escándalo de México», cuando utilizaron la bandera de España en una obra de teatro y se tuvieron que quedar allí exiliados seis meses, acusados de haberla pisado. Algo que ellos siempre negaron. «Esta resistencia se ve mucho en las canciones, en el disco que Ana dedica al cubano Nicolás Guillén o en canciones como 'La muralla'», explica.
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