«La Semana Negra es parte de nuestra memoria sentimental»
Luís García Montero. ·
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Luís García Montero. ·
Presentó 'Un año y tres meses' en un acto que rindió homenaje a Almudena GrandesLa iluminación íntima y compartida de la poesía llenó ayer la Carpa de Encuentros de la Semana Negra con el homenaje emocionado a una de las autoras asiduas al festival durante años, la escritora Almudena Grandes. Su compañero, el poeta Luis García Montero, presentaba su ... último libro, 'Un año y tres meses' (Tusquets), la personal crónica elegíaca del proceso de enfermedad que concluyó con la muerte de la novelista y una declaración de amor y gratitud a ella por los años vividos en común. «Un libro necesario y el más difícil de escribir», en palabras del autor, que comenzó evocando «los muchos recuerdos compartidos con Almudena en Gijón, en esta Semana Negra, un lugar que forma parte de nuestra memoria sentimental».
El escritor afirmó que desde su adolescencia la poesía es el medio que le ha servido «para preguntarme por el sentido de la vida, qué soy o mi relación con el mundo y los demás». Y en ese sentido, apuntó que aunque la literatura «parte siempre de la realidad, un poema no puede ser un mero ejercicio autobiográfico ni un desahogo personal, sino que debe convertirse en un diálogo con el lector, una meditación humana en la que él piense. Si no se queda encerrado en el propio autor». Por eso, ahondó «cuando hay algo que arde y duele mucho, resulta especialmente difícil pasar del yo biográfico al yo literario, porque la ficción no puede ser mentira cuando algo afecta a tu realidad». Con esa prevención siempre latente fueron escritos los poemas y desde ella García Montero percibió la conexión de la poesía «con las herencias del pasado». Así fue como acudieron en esos momentos duros y complejos los versos de Jorge Manrique, Quevedo, Rosalía...
Otro cómplice, más próximo, el poeta Joan Margarit –amigo de García Montero y Grandes– les acompañó con sus versos mientras vivía también su propio final: «En su último año quiso hacer las paces con la vida y aseguraba que por eso había sido el más feliz de todos los que vivió», contaba. Fue una enseñanza en la que García Montero se sustentó para escribir sobre la enfermedad de su compañera y entender que «la verdad que construye el amor y el nosotros es el sentimiento de cuidar y ser cuidados. Comprendí que era una suerte poder cuidar a la persona que quería». El sentimiento del cuidar y ser cuidado llevó al poeta a comprender la dimensión social de algo aparentemente tan íntimo como la pérdida de un ser querido y así expresó su «respeto por la sanidad pública, donde no puede mandar el negocio ni el autoritarismo», señaló levantando los aplausos del público que llenó la carpa.
Vencer al pudor fue otra de las dificultades para escribir estos poemas. En ese sentido aseguró que han sido los propios lectores quienes le ayudaron a salvar su reticencia y la propia razón de ser de la literatura: «Esos sentimientos dejan de ser míos para ser los de todos ante el amor y la vida». Luis García Montero concluyó leyendo dos poemas del libro: 'Los cuidados' y el que le da título: 'Un año y tres meses', en el que tras decirle a su compañera que «no me quejo de verte morir en mis brazos», al evocar estos últimos años junto a ella, declara que «han sido los mejores de mi vida».
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