JOSÉ LUIS GARCÍA MARTÍN
Viernes, 26 de noviembre 2021, 02:17
Hay prólogos prescindibles; el de está antología no lo es. Escrito con garbo estilístico, con buen conocimiento del autor estudiado y de su entorno generacional, entremezclando sabiamente biografismo y formalismo,sin perderse en las habituales vaguedades teóricas, constituye un modelo de lo que deberían ser - ... y raramente son-los estudios académicos dedicados a la poesía contemporánea.
Publicidad
Vayan por delante estos elogios porque también convendría hacer algunas precisiones. Rodrigo Olay, poeta y filólogo de excepción, se libra de muchas rutinas de los trabajos curriculares, por lo general tan horros de ideas como grávidos de citas, pero no de todas. Hablando, por ejemplo, de poetas que han influido en Jon Juaristi, cita a Campoamor y a Borges. «Nada añadiré de Campoamor», nos dice del primero y a continuación pone la referencia bibliográfica a un trabajo suyo sobre el tema. Lo que convendría hacer es resumir lo que en ese artículo ha dicho y remitir a él a quien quiera saber más. Otro error consiste en poner los textos rescatados -las aportaciones del editor- al mismo nivel que el resto de la obra. Es lo que hace Olay con dos curiosidades, el primer poema que publicó Juaristi (fue en 1969 y en la revista Poesía española) y 'Euskadi, 1989', un poema que Juaristi publicó en una antología mexicana de 1991 y que con buen criterio no incluyó luego en ninguno de sus libros. Ambos textos deberían ir en un apéndice sin interrumpir, como ahora hacen, la lectura cronológica.
Jon Juaristi ha escrito un puñado de poemas memorables que no deberían faltar en ninguna exigente selección de la poesía española contemporánea, pero no todo lo que ha escrito es igualmente memorable. Junto al poeta, hay en él un versolari, un virtuoso versificador, un erudito que juega a hacer versos, un ingenioso improvisador de sobremesa. Y ese Juaristi menor parece ser el que más admira a Rodrigo Olay, también él poeta, también él fascinado por los recursos retóricos y las minucias métricas de la 'vieja escuela', que así titula su último libro de poemas (Olay es poeta y filólogo a la manera de algunos grandes nombres de la filología española). Eso explica que considere el romance 'Adiós, muchachos' -que tiene mucho de chiste alargado- uno de los poemas «más creativos y brillantes» de Juaristi. O que se pregunte retóricamente cuántos poetas serían capaces de escribir un romance de cien versos con rima consonante «nada menos que en -ina», como si eso fuera un mérito.
Jon Juaristi comenzó a publicar en los años ochenta, tras un pasado de poeta en eusquera que quiso dejar oculto y del que ahora Rodrigo Olay nos informa. Parece que los poemas iniciales de 'Diario de un poeta recién cansado' fueron escritos originalmente en esa lengua. Por cierto, el antólogo afirma que el título correcto es 'Diario del poeta recién cansado' y así lo cita siempre, salvo curiosamente en la bibliografía del poeta. Contra lo que pudiera pensarse, el eusquera no fue nunca para Juaristi sino una segunda lengua esforzada y amorosamente aprendida y luego a menudo denigrada. Tuvo entonces un momento vanguardista (formó parte de la Pott Banda con, entre otros, Bernardo Atxaga y Joseba Sarrionandía), pero encontró su voz en la vuelta al realismo, a las tradiciones y al lenguaje de la calle que caracterizó a la generación de los ochenta -Luis García Montero Javier Egea, Vicente Gallego- y al segundo momento de la generación anterior, representado por poemas como Luis Alberto de cuenca o Miguel d'Ors.
Publicidad
La poesía de Juaristi, su gran poesía, la que no es afeada por los dudosos juegos de palabras (el título del primer libro da la pauta), tiene varios tonos. Uno de ellos recrea la lírica tradicional española sin que en ningún momento nos suene a pastiche: «Río del tiempo / que cruza el alma / fluyendo siempre / desde el mañana, / orillas mustias / por donde pasa / lánguida y lenta / su lengua el agua...». En otros poemas se atreve a llevar al verso ideas que suelen tener habitualmente cabida en la prosa. Ejemplar resulta, en este sentido, el poema 'Comentario de texto', que vale por un estudio sobre cómo debe enseñarse la literatura sin dejar por ellos de ser un comentario de texto a un poema de Guillén y una elíptica evocación de uno de sus más queridos maestros. También a un maestro, José-Carlos Mainer, se homenaje en 'An Old Master' y lo que podría haberse quedado en un poema de circunstancia se convierte en una lúcida reflexión sobre la historicidad de la literatura.
Los poemas familiares, a los hijos, a la abuela, al padre, a las viejas tías, tan ajenos al ternurismo fácil, son otro de los logros de Jon Juaristi, que unas veces, a la manera de Ángel González, utiliza el humor como una forma del pudor, y otras no tiene inconveniente en mostrarnos su corazón al desnudo (y no «de cintura para abajo», que diría Gil de Biedma).
Publicidad
Los autorretratos impiadosos son otra de las habilidades de Jon Juaristi. Pocos poetas han expresado con tanta intensidad y con tanta verdad el sentimiento de fracaso, de pérdida, de inutilidad que va unido a cualquier vida.
Nada más contrario a la poesía pura que la poesía de Jon Juaristi. Sus versos están llenos de nombres propios, de referencias históricas y literarias, de anécdotas, de erudición, de pasión política.
Esta última, que tiene que ver con su relación de amor-odio con Euskadi, y en la que hay algo de la furia del converso, es la que más nos disuena, la que más hace envejecer los versos, la que más discutible nos resulta. Como documentos para entender al complejo personaje que es Jon Juaristi pueden resultar muy útiles poemas como 'Entre canes entrecanos' o ese virulento desahogo que es 'A degüello', pero no parece que tengan lugar en una antología de su obra, aunque se titule 'Cantar del destierro' (un destierro, por cierto, pródigo en cargos oficiales, que nada tuvo que ver con el de Ovidio).
Publicidad
Retórico y poeta -y otras cosas- es Jon Juaristi. El retórico, amigo de los retruécanos astracanescos (a veces parece heredero del Muñoz Seca de 'La venganza de don Mendo'), a menudo resulta un peso muerto en el poeta, pero cuando lo deja volar libre le permite llegar más alto y más hondo que nadie.
3 meses por solo 1€/mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.