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P. A. MARÍN ESTRADA
GIJÓN.
Martes, 17 de diciembre 2019, 00:50
Un cuarto de siglo observado, analizado y puesto a la luz de la opinión pública, y una muestra de que la mejor literatura se escribe en los periódicos y pasado el tiempo perdura como un testimonio fiel de la realidad ofrece el escritor y colaborador de EL COMERCIO Luis Arias Argüelles-Meres en el volumen 'Testigo de un tiempo. 25 años de columnismo' (Ed. Velasco) que ayer se presentó en un acto del Ateneo Jovellanos realizado en colaboración con el Aula de Cultura de este periódico. El profesor de la Universidad de Oviedo Enrique del Teso fue el encargado de introducir un libro, que calificó de «plural y diverso en temas, como el pensamiento de Arias, que dista de ser monocorde», para dar paso a un diálogo entre su autor y la responsable del Aula, María de Álvaro.
La diversidad de los asuntos tratados en los 78 artículos ahora reunidos ponen difícil sintetizarlos -reconoció Del Teso-, pero ciertas palabras claves podrían servir para condensar su valor común: «Memoria y raíz, raíz y terruño, compromiso y método». El presentador enumeró algunas de las fidelidades de Arias Argüelles-Meres: su occidente, Asturias, los libros, la enseñanza o la II República, memoria y raíz que en su caso «buscan el aire y la luz, un método que las hace transcendentes y que tantos artículos sigan siendo actuales», aseguró.
En su conversación con María de Álvaro, el escritor de Salas se mostró tan honesto y claro como en sus columnas. Recordó a su padre, Manuel Antonio Arias, «maestro de la República, que dedicó su vida a la docencia y a escribir en la prensa. Fue mi modelo». Desveló que sus criterios de selección fueron los textos «donde el tiempo hizo menos mella» y el «desquite hacia personajes que en otro tiempo recibieron todo tipo de loas. Las hemerotecas avergüenzan a los políticos y a quienes les elogiaron y hoy son críticos», afirmó.
Su vocación docente impregna el tono de sus artículos, ya que «el mismo deber moral que sentí ante el alumnado» lo traslada al lector. «Y lo de menos es que esté de acuerdo conmigo, lo importante es que coincida en que algo es interesante y a qué conclusiones llegamos entre todos». Reafirmó su crítica hacia el sistema educativo y sus distintas reformas legislativas: «Resulta desolador que el conocimiento esté orillado y nadie se oponga a una educación que no forma una ciudadanía crítica».
Reivindicó «la Asturias mejor en una España mejor» que encarnaron figuras como Feijoo, Jovellanos, 'Clarín' o Fernando Vela y su confianza en que recordarlos «puede servir para que volvamos a ese potencial que nos aleje del furgón de cola que somos». Denunció el «cosmopaletismo» y mostró su margen de confianza al Gobierno de Barbón: «Ojalá enarbole la decencia y corrija errores de la vieja política y de un partido que nos condujo a este marasmo». Palabras claras como las que siempre tuvo, con «entera libertad», para escribir en las páginas de EL COMERCIO, reconoció.
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