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Arturo Pérez-Reverte, durante la presentación de 'Línea de fuego', ayer, en Madrid. EP
«Los políticos han reabierto la herida que cerraron quienes hicieron la guerra»

«Los políticos han reabierto la herida que cerraron quienes hicieron la guerra»

Pérez-Reverte publica 'Línea de fuego', su primera novela sobre la guerra civil, que «no gustará ni a los 'hunos' ni a los 'hotros'»

miguel lorenci

Miércoles, 7 de octubre 2020, 03:13

«La guerra la perdimos todos». Lo repitió como un mantra Arturo Pérez-Reverte (Cartagena, 1951) al presentar ayer su nueva novela 'Línea de fuego' (Alfaguara), su coral e imaginaria reconstrucción de la sangrienta batalla del Ebro. Con sus casi 700 páginas, el escritor y académico quiere «devolver la parte humana al discurso de la guerra». Un relato «simplificado hasta decir que todo es blanco y negro», y que utilizan hoy de forma maniquea e interesada «unos políticos sin argumentos intelectuales que han reabierto la herida que cerraron quienes hicieron la guerra». «En el frente no había ideología», repite también el autor, que narra aquel horror.

Cuenta Pérez-Reverte de manera cinematográfica diez días de la batalla del Ebro, la más cruenta de la contienda, que se inició la noche del 24 al 25 de julio de 1938 y segó 20.000 vidas. «Quiero que el lector esté allí, que sienta y que huela. Que resbale sobre los casquillos empapados en sangre y el barro; que perciba el siseo de las balas y el fragor de las explosiones. La sed, el calor y el miedo», describe. «Quiero pasearle por el frente como el reportero que fui», agrega el excorresponsal de guerra que cubrió siete conflictos civiles y que imagina ahora un recodo en el río desde donde la XI Brigada Mixta del ejército republicano debe afianzar una cabeza de puente en la también ficticia localidad de Castellets del Segre.

Tras 35 años de andadura literaria, se atreve con una obra sobre la contienda civil convencido de que «la aproximación a la parte humana de la guerra es lo único que nos salva de los discursos partidistas, miserables, irresponsables y disparatados que se empeñan en colocarnos los 'hunos', y los 'hotros', con hache como decía Unamuno».

Sabe que su relato levantará ampollas y lo asume. «No pretendo limar asperezas y no tengo una misión ideológica. Contar historias es mi único compromiso», afirma. «Sé que no gustará y que por los extremos voy a tener críticas, y eso me produce un cierto retorcido placer», reconoce irónico. «Sería muy triste que no suscitara malestar en irresponsables que utilizan la guerra como arrojadiza arma ideológica. Si les molesta, me hará feliz».

 Más de 80 años después del final del la contienda, lamenta Pérez-Reverte que se reabra una herida ya suturada. Políticos como Pasionaria, Carrillo y Fraga la cerraron, quizá en falso, pero la cerraron. Estaba resuelto, era historia», arguye.

Carga Pérez-Reverte contra unos políticos «que recurren a argumentos fáciles, maniqueos y elementales para suplir las carencias de sus paupérrimos discursos ideológicos». y añade: «Jamás he visto a nadie morir por la patria, por Dios, por la bandera y sí por cosas nimias. Un cigarrillo, por rencor, por estar asustado o por vengar a alguien cercano».

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