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Use Lahoz (Barcelona, 1976) acaba de publicar una novela sobre el poder narcótico del deseo y las dificultades de afrontar las pérdidas, incluidas las de la amistad, del amor e incluso del tiempo. En su última obra, 'Verso suelto' (Destino), recrea la historia de un ... espíritu libre, Sandra Martos, quien a los 15 años descubre su inclinación sexual por las mujeres y que busca obstinadamente el placer, no solo el carnal, sino al que se accede a través del conocimiento que le proporcionan la literatura y el cine. Pero si algo impide su emancipación completa es la precariedad laboral. Lahoz, un autor al que le interesa en su obra abordar la clase social y sus implicaciones, reconoce que el dinero atraviesa toda la novela, «desde la primera página hasta la última. Solo se puede vivir al margen de él si se tiene mucho».
La protagonista de la novela, necesitada de referentes en los que apoyar su incertidumbre, entra en conflicto con sus orígenes y busca respuestas y cobijo fuera de la familia: en la amistad, pero también en el cine. Por eso estudiará Comunicación Audiovisual y se refugiará en los libros, únicos lugares donde la desolación y el desamor pueden resultar hermosos. Aunque a primera vista el cine y la literatura son el salvavidas de Sandra, a la postre son las personas y las amistades las que le cambian la vida. «En algunos casos la inexperiencia es más sabia que la experiencia», argumenta.
Lahoz habla con conocimiento de causa. La literatura, el teatro, el cine y la poesía han sido su escuela de vida. «El hombre que no tiene pan se muere de hambre; el que no tiene arte se muere de aburrimiento. Imagínate treinta días sin cultura, sin escuchar una canción, sin ver una serie, sin leer un poema, un libro, una crónica periodística... ¿Te imaginas cómo sería la vida?», sentencia el escritor. El autor podría haber titulado su novela 'Las edades del placer', porque acontece entre los 15 y los 44 años de Sandra, en cuatro momentos que van desde la adolescencia a la madurez.
«Quería hacer una novela sobre el deseo, pero ha acabado siendo también una novela sobre otros temas, como el dinero, el abandono, la clase social o el perdón», dice el escritor, quien en su proceso creativo trabaja con el material de la vida y la memoria, sin traicionar nunca a sus personajes, a los que dota siempre de libertad de pensamiento. «Igual que Joseph Brodsky decía que viajar enriquece la memoria, cuando escribes una novela, que es otro viaje, la memoria se enciende y acude a echarte una mano y te va regalando comportamientos humanos, escenas y paisajes de los que si no te pusieras a escribir no te acordarías».
Al escritor le cautiva la libertad con que Sandra vive su sexualidad. «Es un reflejo del movimiento anticipatorio que las mujeres están llevando a cabo en los últimos tiempos». Su protagonista no quiere vivir como los personajes de Jane Austen, a la espera de que un caballero galante la redima. Más bien se identifica con Nora, la criatura ideada por Henrik Ibsen en 'Casa de muñecas', una mujer que abandona el hogar, al marido y los hijos, toma la maleta y se desprende del anillo. «Ese dilema moral afecta a mucha gente y también a Sandra».
'Verso suelto' se abre con la cita de una canción de Violeta Parra, 'Volver a los diecisiete', que describe mejor que muchos sesudos tratados la capacidad que tiene el enamoramiento de rejuvenecer a quien lo siente. «La canción ilustra muy bien la tensión que existe en la novela entre el sentimiento y la razón, sobre todo cuando dice: 'Lo que puede el sentimiento / No lo ha podido el saber / Ni el más claro proceder / Ni el más ancho pensamiento'». Violeta Parra probablemente compuso ese himno, cantado por una pléyade de artistas, cuando quedó prendada del antropólogo suizo Gilbert Favre, su último gran amor, 19 años menor que ella. Favre fue un amor apasionado para la cantante, pero también un arrebato que cuando se extinguió sumió a la artista en la tristeza.
Al margen del impulso vivificador que experimentó Parra, al novelista le gustan los poetas del pueblo que no han pisado la academia pero saben contar la vida con palabras deslumbrantes, como Miguel Hernández.
En su proceso creativo, Use Lahoz no escribe con demasiada planificación, suele improvisar y confía en el poder creativo de la memoria, al contrario que otros, que fían a la documentación y la investigación histórica el entramado de la ficción, como su amigo Ignacio Martínez de Pisón.
No tiene problema Use Lahoz en declararse un autor realista, aunque precisa que se puede ser experimental y adscribirse a ese movimiento. «El realismo es muy permeable. Evidentemente, los escritores nos hemos adaptado a él. El realismo no solo son Galdós y Baroja. Bukowski y Carver también lo son. Yo me he educado en él, y no entiendo el realismo como algo anticuado», asegura Lahoz, quien insiste en que su novela trata de humanizar a los personajes.
Dice la editorial que 'Verso suelto' ejemplifica el poder narcotizante del deseo. Según el escritor, tanto el amor como el deseo cumplen una función vital, a veces irracional. «Como decía Machado, 'en amor locura es lo sensato'».
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