El escritor Victor del Árbol, durante la presentación, de la mano del Aula de Cultura de este periódico. E. C.

«Es una novela bella, a pesar del dolor y del sufrimiento»

Víctor del Árbol presentó, de la mano del Aula de Cultura de EL COMERCIO, 'El hijo del padre', un misterio narrado a través de diferentes voces

ANA RANERA

GIJÓN.

Martes, 20 de abril 2021, 03:13

Hay una memoria heredada, no vivida, que marca tanto como nuestros propios recuerdos, porque, a pesar de no pertenecernos, tiene el poder de condicionar nuestra manera de decidir, de amar, de odiar y de soportarnos. Así juega el pasado familiar con los personajes de 'El ... hijo del padre', la novela que Víctor del Árbol presentó ayer, en un acto del Aula de Cultura de este periódico, acompañado de la también escritora Verónica García-Peña, colaboradora habitual de este periódico. «Es una novela bellísima, a pesar de que es terrible por el dolor, el trauma y el sufrimiento», explicaba Del Árbol sobre esta obra de la que dijo que fue «apasionante» hacerla realidad. «Ha sido un desafío a muchos niveles, tiene una estructura muy compleja y tiene tres voces narrativas. Además de que habla de la memoria, de los recuerdos y de esa relación entre padres e hijos», contaba.

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En ella, su autor logra trasladar su manera de contar y de ver y entender el mundo. «Me gusta mucho la idea de haber construido mi propio estilo y de moverme dentro de mi propio universo», aseguraba. Un microcosmos donde «las reglas se conocen», porque es necesario para poder cambiarlas. «Si todos nos ciñéramos al canon, todo sería igual».

En esta historia aparecen varias generaciones de hombres que «han vivido la historia de España y la intrafamiliar de una forma muy traumática». Tanto, que su protagonista, Diego Martín, es «el resultado de muchas heridas» que ni cicatrizan ni producen lamentos porque «estos personajes masculinos no saben expresar sus emociones».

El libro habla de la fragilidad -un acto de valentía-, de la venganza y de esa vida que sigue cuando no estamos y, al volver, continúa, pero distinta. «Todos los personajes viven en un presente en el que no se sienten aceptados. Viven en ese universo paralelo que es una forma de huir de una vida que no te gusta y que no eres capaz de afrontar», reflexionaba Del Árbol.

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Junto a ellos, conviven en estas páginas dos mujeres, Alma Virtudes y Liria, infravaloradas e incomprendidas, pero fundamentales. La primera «sostiene con sus brazos la historia de la familia, aunque nadie la vea, pero sin ella, todo se hunde», relataba. Mientras, la segunda «representa el estigma de la enfermedad mental. Es una persona incomprendida y aislada que se da cuenta de que su visión del mundo no tiene nada que ver». Ambas, como todos, «buscan una manera de ir más allá de una realidad que nos hace pequeños», proseguía.

Esta novela tiene tintes de misterio, de oscuridad y de historia para abordar esas vidas erigidas en busca de revancha y destrozadas por su culpa.

«Construir tu vida para destruir la de otros no tiene sentido porque acabas destruyéndote a ti mismo. Hay mucha gente que, por una herida de la niñez, dedica sus años a la venganza y acaba perdiéndoselo todo». Bucear por estas páginas supone entonces entender la historia de esta familia y de la memoria heredada que la ahoga.

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