
Luis Mario, escritor, autor de 'Calabobos'
«Es muy triste enterarse a los 33 años de que existe una gramática del cántabro»Secciones
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Luis Mario, escritor, autor de 'Calabobos'
«Es muy triste enterarse a los 33 años de que existe una gramática del cántabro»Tradición y memoria en un entorno cántabro siempre lluvioso y rodeado de mar. 'Calabobos' es la cuarta novela de Luis Mario (1992), un ... joven escritor con un lenguaje poético muy poco habitual que ha irrumpido en la escena literaria para quedarse. El viernes estará presentándola en la librería La Buena Letra, en Gijón, de la mano del Aula de Cultura de EL COMERCIO y lo hará acompañado de su abuela, a la que considera «coautora» del texto.
–'Calabobos' ha sido descrito como un libro que no se parece a nada. ¿Cómo lo definiría usted?
–Esta novela nació como un relato mitológico. En Cantabria la mitología cobra mucha importancia en la forma de transmitir las historias. Yo quedé fascinado con ella y quise recrear las características propias de estos relatos, que tienen una carga poética muy importante y una forma de transmisión oral, las características fundamentales de la novela. El relato nació a raíz de la leyenda mitológica del Hombre Pez. Esta historia que tiene tanta carga poética se basa en la de una persona con discapacidad del pueblo de Liérganes señalada por la sociedad. De ahí que también me surgiera la necesidad de usar el relato mitológico, que sirve para contar cosas que de otra forma serían difíciles de explicar.
–¿Es un homenaje a su tierra?
–Yo lo veo así. Tenía miedo de cómo iba a calar, nunca mejor dicho, en los lectores y las lectoras de Cantabria. Me alegra ver que ha empezado a tener buena crítica. Si bien ninguna región es perfecta, creo que lo más adecuado es que alguien de allí sea quien haga autocrítica. Y no solo hago crítica a la región, sino a mi persona cuando vivía allí. Pero, a su vez, es una apología a la belleza de esta tierra, a la poética que hay tanto en la naturaleza como en las gentes de la zona, en el folclore, porque en Cantabria nos cuesta hablar de ello más allá de las anchoas y los 'sobaos'.
–Hablaba antes de la oralidad de la narración. ¿Se ha encontrado alguna dificultad a la hora de usar el lenguaje popular para que se entienda de forma universal?
–Siempre cito a Andrea Abreu, con su 'Panza de burro', que abrió el camino a rescatar el lenguaje de una región tratándolo de forma literaria. Yo lo veo también como un acceso más democrático al relato o al cuento. El hecho de haber narrado esta novela con un lenguaje mucho más rebuscado, literario y técnico, habría supuesto un impedimento a la hora de que cualquier persona pueda acceder al texto. A su vez, quizás es un impedimento a la hora de que gente de fuera de Cantabria acceda a su vocabulario, pero en este caso lo veo un beneficio más de la novela. Hay gente que me dice que ha tenido que buscar muchas palabras en el diccionario, y para mí es un beneficio que se puede llevar, aprender nuevo vocabulario de nuestro idioma.
–¿También es entonces una historia sobre el lenguaje?
–Tengo que confesar que no. Existe un motivo muy claro, que es que yo me enteré de la existencia del cántabro cuando estaba escribiendo esta novela, no antes. Es una pena, no el hecho de que no se rescate el cántabro, sino que no seamos conocedores de que existe. Me pareció muy triste enterarme a los 33 años de que existía una gramática propia del cántabro. Y creo que denominar a la novela una apología al lenguaje es demasiado ambicioso si partimos del punto de que no conozco ese idioma. Más que una apología puede ser una crítica al respecto, al hecho de que en Cantabria esté tan dejado de lado algo tan propio y tan bonito.
–Hay lluvia constante y metáforas que le sirven para trazar esta historia. ¿La naturaleza es un personaje más?
–Me atrevo a decir que sí, porque desde la primera página ya se ve que el mar ha sido el responsable de traer a uno de los personajes. Para mí, como bien dice la novela, la mar del norte es un dios si existiera un dios en el norte. El mar tiene importancia para la gente, para la naturaleza, para el paisaje, por lo que es inevitable que sea un personaje en sí mismo. Siento que quizás es lo único que se mantiene indiferente a la destrucción que estamos haciendo en la región de ciertos espacios naturales.
–Presenta el libro este viernes con el Aula de Cultura y lo hace junto a su abuela. ¿Qué hay de herencia familiar en este relato?
–Para mí es importantísimo. La mitad del libro la he escrito y yo la otra mitad mi abuela sin saberlo. Ha sido la primera que me ha introducido, sin ser consciente, en la literatura. Me ha contado siempre los cuentos que yo le pedía y hacía un trabajo de interpretación fantástico. Más adelante, me siguió amenizando con historias, anécdotas, ocurrencias suyas, chistes, canciones. Mi abuela no ha sido escritora porque no ha tenido tiempo, ha tenido que hacer otras cosas. Siento que ella es el máximo exponente de la poética intrínseca en la gente de Cantabria. Y también la cara más dura, más rural. Muchas veces tengo que referenciar a mi abuela por haber sido la que ha creado diálogos en la novela o la que me ha contado algunas vivencias. Por eso era tan importante para mí que estuviera conmigo en alguna presentación, porque la considero casi coautora de la novela.
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