-Llegamos al último día de festival. ¿Cómo ha visto esta edición tan atípica?
-Este año el Celsius es un claro ejemplo de festival experimental, pero creo que le va mucho con su espíritu alternativo y de ideas a contracorriente. He visto que ha salido muy bien, la gente está siendo muy prudente y cuidadosa. Desde que me llamaron tuve claro que apoyaría cualquier iniciativa cultural que me hagan porque entiendo que es el momento de hacerlo. No podemos dejar que el tejido cultural de este país, que es maravilloso, se venga abajo por el coronavirus.
-Muchos autores han tenido que paralizar proyectos. En cambio, usted ha aprovechado esta crisis para inspirar su nuevo libro.
-Tuve un periodo de parálisis inicial en el que no encontraba el ánimo para afrontar ningún proyecto. Pero después entendí que estábamos en un momento de cambio histórico, no es una anécdota sanitaria, yo por el mes de abril vi claro que me tenía que lanzar a escribir otro tipo de literatura que tocase todos estos temas. Lo escribí y se ha publicado en un tiempo récord.
-¿Cómo ha planteado esta obra?
-He recurrido a un género literario en desuso, el epistolar. El libro es una carta que envía una mujer madura a su sobrina de 18 años. Ambas son griegas y acaban de salir del confinamiento, así que están viviendo una situación similar a la que vivimos nosotros ahora. En esa carta que envía, la mujer trata de explicarle a la joven como ha influido la enfermedad en nuestra civilización desde la noche de los tiempos. Como las pandemias, desde el Neolítico, nos han esculpido como especie. La enseñanza es que de estas experiencias siempre se sale. Puede que diezmados, pero son periodos de reorientación social. Por utilizar el ejemplo más cercano, a raíz de la gripe española de 1918 surgieron los sistemas públicos de salud en todo occidente y precisamente son los que hoy en día ha permitido mitigar esta pandemia. Los grandes cambios que nos dejará como sociedad el coronavirus los veremos con mejor perspectiva dentro de una década, impulsados por los niños de la generación Covid.
-Usted ha sido de los primeros en utilizar esta realidad en su libro. ¿Será una tendencia editorial a partir de ahora?
-Es probable y fíjese que va a ser algo curioso que se escriba tanto sobre el virus. La gripe española de 1918, que fue mucho más grave, no dejó ninguna huella en la literatura, era algo privado de cada uno, tan vergonzante como hablar de sexo y se quitaba del discurso. Ahí notamos que se ha producido un gran cambio de mentalidad. Nosotros sí hemos sabido integrarlo en nuestra literatura.
-El libro se ha publicado en el peor momento. ¿Cómo ha sido recibido por le público?
-Ahora las respuestas son mucho más rápidas y la reacción de los lectores ha sido muy positiva. Con el libro intento abrir la perspectiva sobre lo que es esta situación y trasmitir un optimismo antropológico del que yo mismo estoy contagiado.
-Entonces, la industria editorial sigue viva a pesar de todo.
-El mundo editorial se ha llevado una gran sorpresa. Si bien es cierto que todos los sectores económicos se han visto afectados, el sector de las librerías ha tenido una recuperación mucho mejor de los esperado. Se ha notado que había hambre por volver a las lecturas y nos hemos dado cuenta de que estábamos muy preparados para la venta online sin saberlo. El libro ha sido un salvavidas durante el confinamiento. Además, ha tenido una doble vertiente positiva. Al principio veíamos en el libro un recurso de entretenimiento, pero después también se ha convertido en un recurso para comprender qué estaba pasando a nuestro alrededor. Un dato muy curioso al respecto es que estamos viviendo uno de los periodos históricos en los que más ensayos se han vendido. Todavía no alcanzan el muro infranqueable de la literatura, pero se acercan, porque está claro que la gente quiere y necesita entender.
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