PABLO ANTÓN MARÍN ESTRADA
Viernes, 23 de abril 2021, 01:19
Una inconmensurable pasión por los libros y por la cultura de su tierra marcó la vida de Luis María Fernández Canteli (Oviedo, 1921-Medina de Rioseco, 1999), cuyo centenario recuerda la Biblioteca de Asturias 'Ramón Pérez de Ayala' con una exposición que hoy se ... inaugura sobre el importante legado que el bibliófilo donó a su muerte a los asturianos. Más de 14.000 documentos impresos y manuscritos forman el catálogo de la colección privada que se custodia en los fondos de El Fontán desde su adquisición en 2000, entre ellos ejemplares únicos, raros y curiosos. Un auténtico tesoro de tinta y papel que retrata el perfil del hombre que lo fue reuniendo pieza a pieza, consciente de la necesidad de preservar del olvido los testimonios bibliográficos de nuestro pasado.
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La biografía de Fernández Canteli nos muestra a un espíritu inquieto, sensible y curioso, al que nada de la cultura humana le parecía ajeno. Sin duda el magisterio del pedagogo Pablo Miaja, a cuya escuela asistió tras cursar las primeras letras en el Colegio la Milagrosa de Oviedo, contribuyó a forjar su avidez por los más diversos saberes y el amor por los libros. Fue un buen estudiante de bachillerato en el Instituto Masculino al tiempo que satisfacía sus inquietudes artísticas en la música bajo la batuta de Luis Ruiz de la Peña. Su formación superior, sin embargo, se decantaría por las ciencias, diplomándose en la Escuela de Ingeniería Industrial de Bilbao, donde también completaría sus estudios musicales. La bibliofilia y la filatelia serían algo más que aficiones cotidianas para este ingeniero que desplegó a lo largo de su vida una intensa actividad social y cultural, desempeñando diversas responsabilidades. Ejerció como concejal del consistorio carbayón en el régimen anterior y en la democracia, además de presidir el Ateneo de Oviedo, la Asociación para la Defensa del Patrimonio Histórico, el grupo de Montaña Monsacro o la secretaría de la Asociación de Amigos de la Catedral y ser miembro del RIDEA.
Entre las múltiples iniciativas que impulsó, destacan la reposición del busto de Clarín en el Paseo de los Álamos, la recuperación del aniversario por la muerte del rey Alfonso II el Casto o de las banderolas encarnadas del jubileo en la torre de la Catedral. Promovió homenajes a Ramón Pérez de Ayala, Eduardo Martínez Torner o Alfonso Camín y mantuvo una curiosa relación epistolar con figuras eminentes de su tiempo como Jorge Guillén, Adolfo Marsillach, Fernando Morán, Pedro Sainz Rodríguez, Dolores Medio, Carlos Robles Piquer, Julio Caro Baroja o Sebastián Miranda. Una gran parte de esta correspondencia se encuentra en el legado que cedió.
Un repaso a los fondos donados -entre los que se incluye una porción importante de la llamada 'Biblioteca Asturiana' de Antonio García Oliveros- ofrece un variado y amplio panorama de las joyas que fue adquiriendo. Las relacionadas con el Principado ocupan un lugar destacado y representan un fascinante muestrario de curiosidades y rarezas. Entre ellas podemos hallar una copia manuscrita del 'Sumario de Armas y Linages de Asturias recopilado de varios autores por el Canónigo de Oviedo Tirso de Avilés'; una traducción al alemán del 'Ensayo histórico sobre los diversos géneros de Arquitectura empleados en España desde la dominación romana', de José Caveda y Nava, impresa en Stuttgart en 1858, o un ejemplar de 'Lecciones de Gramática Hispano-Tagala', publicado en Manila en 1894, obra del misionero asturiano Fr. José Hevia Campomanes. También hitos poco conocidos como 'Magdalena. Apuntes de novela', de Manuel Álvarez Sánchez, editado por El Porvenir de Avilés en 1904, el anónimo 'Ayes perdidos. Cantos de Simbad El Marino', estampado en Gijón en 1856 junto a una antología de líricos arcaicos griegos traducida en 1797 por dos helenistas hermanos de apellido asturiano: Joseph y Bernabé Canga Argüelles.
Entre los documentos más antiguos, sobresalen el 'Libro de los Estatutos y Constituciones de la Sancta Iglesia de Oviedo', impreso en Salamanca en 1588; la 'Chronica de los Príncipes de Asturias y Cantabria', del Padre Fray Francisco de Sota, de 1681, o el 'Teatro eclesiástico de la Sta. Iglesia de Oviedo', de Gil González Dávila, publicado en 1635. Mención especial merecen los ejemplares con dedicatorias autógrafas que llevan la firma de Armando Palacio Valdés, Maximiliano Arboleya o el rector Leopoldo Alas Argüelles o los manuscritos de autores como Xuan María Acebal, Teodoro Cuesta, Julio Somoza o Ciriaco Miguel Vigil. Podrá visitarse hasta el 23 de mayo.
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