ALBERTO MOYANO
Martes, 26 de enero 2021, 22:16
El escritor John Banville, que publica en España 'Quirke en San Sebastián' (Alfaguara), se remontó este martes a su estancia donostiarra en 2017 de la mano del festival Literaktum para explicar por qué ha trasladado a esta ciudad al personaje protagonista de ... su saga de novelas negras:«Muy sencillo. Estuve allí cuando el mundo todavía era libre y me enamoré de la ciudad, así que decidí darle unas vacaciones a Quirke en España. Estoy seguro de que los detalles que doy de San Sebastián son erróneos, pero me da igual, no importa».
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Banville presentó en un encuentro telemático con medio centenar de periodistas esta novela, la octava entrega de la serie de Quirke, el patólogo forense se ve inmerso en una intriga mientras disfruta con su mujer de unas vacaciones donostiarras. Sobre él, señaló que «es una de esas pobres criaturas que todo lo que toca lo convierte en tragedia, en parte por su culpa y en parte porque el mundo es como es».
Banville aseguró que la pandemia del coronavirus «es una plaga terrible en la que hay mucha gente pasándolo muy mal», pero reconoció que no es su caso: «Me gusta el aislamiento. Es la vida de un escritor. Llevo esperando esto toda mi vida».
El escritor irlandés, Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2014, lleva desde hace quince años una doble trayectoria literaria, que se traduce en novelas que firma con su propio nombre y una serie, protagonizada por Quirke, que publica bajo el seudónimo de Benjamin Black. Esto se acabó. Por consejo de su editor, el controvertido Andrew Wylie, a partir de ahora firmará todas sus obras como John Banville, excepto en España, en donde 'conservará' a Benjamin Black. «Decidí matar a Benjamin y mandarlo al exilio en España», bromeó. En cualquier caso, a tenor de sus palabras, las primeras ya no serán muchas más. «Llevo cuatro años y medio escribiendo una novela como Banville y sospecho que va a ser la última», dejó caer.
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En referencia a sus incursiones en la novela negra, Banville aseguró «odiar los géneros. En las novelas negras hay un crimen normalmente, pero no creo que signifique absolutamente nada», y se remitió a las novelas de Georges Simenon y John Le Carré como ejemplos de autores que trascienden los géneros. «Hay libros buenos, no tan buenos y malos. Yo los coloco en mi biblioteca por orden alfabético». Sobre sus trabajos como Benjamin Black, indicó que escribe novela negra «como un artesano, con la mayor honestidad posible. Trato de no ser sentimental y nunca me han gustado las novelas de Agatha Christie».
Copa de lo que identificó como zumo de manzana en mano, el autor aprovechó para criticar el peso de la Iglesia católica en su Irlanda natal, desdeñar lo que considera excesos de violencia en las series de televisión y en algunos libros –«si fuera mujer, estaría manifestándome en contra por las calles»– y desdeñar la noción de 'el mal' «como si fuera una fuerza, un demonio. Debería borrarse esa palabra del diccionario. Creo en las circunstancias y que en algunas determinadas, si se siente amenazado, el ser humano haría cualquier cosa. Nunca debemos subestimar a la especie humana», sentenció. Una especie humana a la que Banville considera «el virus más listo del planeta. Sin nosotros el mundo sería perfecto», dijo, para a continuación añadir que, «a la vez, somos una especie gloriosa porque hemos hecho maravillas con el material malo que nos ha sido dado». Y, para terminar,recalcó que todos «vivimos vidas secretas. El secreto es la esencia del ser humano».
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