La fiesta asturiana de la palabra

Reflexionar en los propios textos, planteando unas pocas certezas y las muchas dudas abiertas que genera el hecho de escribir, es parte indispensable del oficio de poeta y esas líneas metaliterarias sirven a menudo para guiar a los lectores acerca del grado de autenticidad que denotan tales juguetonas, emocionales o juiciosas declaraciones de principios. Son una inequívoca tarjeta de presentación de quien las firma, pero sobre todo sirven para que valoremos su capacidad de predicar con el ejemplo cuando consiguen que el resultado final sea un poema capaz de conmover, iluminar y permanecer en la memoria.

Entre los autores presentes aquí con una trayectoria consolidada, Javier Almuzara (Oviedo, 1969) nos da en algunos de los aforismos contenidos en el colofón de su reciente libro 'Todos los besos son de despedida', su visión de la poesía desde la propia práctica de ella. Ángeles Carbajal (Argüelles, 1959), apuesta por recordar que las poéticas son tan variables como el estado de ánimo de sus autores. También lo muestran los emocionantes versos que Xuan Bello (Paniceiros, 1965) puso a circular en una red social en una noche oscura. Mientras Pablo Núñez (Langreo, 1980) ve en un texto de 'Tus pasos en la niebla' el rostro del padre reflejado en un verso de Jon Juaristi.

Igual de diverso y verdadero es el ejercicio de pensar las máscaras del verso en las voces más jóvenes. Laura Casielles (Pola de Siero, 1986) defiende el valor del propio lenguaje para vivir en un texto de 'Los idiomas comunes' y Alba González (Oviedo, 1986) rescata unas líneas de su libro 'Parentesco' para reivindicar que «el futuro todo cabe en esta casa. /Sus fantasmas nos conceden / el perdón». Xaime Martínez (Oviedo, 1993) habla de la palabra que sobrevive en un tiempo incierto y Dalia Alonso (Gijón, 1996) de la necesidad de creer en los mitos para explicar quién somos. Esa es también la razón de ser de la poesía.