Secciones
Servicios
Destacamos
M. F. ANTUÑA
GIJÓN.
Jueves, 9 de julio 2020, 00:14
Dos series de televisión y una novela en ciernes se ha sacado del confinamiento Carlos Bardem (57 años) acudió a la Semana Negra para presentar 'Mongo Blanco', una de las finalistas del Premio Espartaco de Novela Histórica, de la mano del Aula de Cultura de EL COMERCIO.
-De la cuarentena ha sacado una serie. ¿También ha escrito?
-Han salido dos series, una comedia para TVE y 'Relatos confinados', que se acaba de estrenarse en Amazon Prime. Y sí he tenido tiempo para escribir. He entrado en ese momento maravilloso de una novela en el que tienes tanto escrito que ya va sola.
-¿Qué más se lleva del encierro?
-Me he dado cuenta del valor de la imaginación para crear puertas y ventanas donde no hay. Un buen libro, una película, una composición musical te llevan a otro sitio. Esto debería servir para replantearnos muchas cosas, y una de ellas es la importancia de cuidar a los creadores culturales.
-¿Es optimista?
-No creo eso de 'saldremos más fuertes'. Esta situación, como todas las que ponen a prueba a la humanidad, hará que los que eran buenos salgan mejores y los que eran malos, peores.
-¿Qué puede contar de la nueva novela?
-Espero que me traigan de nuevo a Gijón, porque va a ser negra, negra, negra. Pero yo creo que las buenas obras trascienden los géneros. Una gran novela negra siempre es social, es como una instantánea de su tiempo. Y la novela histórica es repensar un mundo, recrear una época, para que el autor reflexione sobre el tiempo que le ha tocado vivir.
-Pero 'Mongo Blanco', también es negra, negra. ¿Cómo descubre este personaje?
-Son cinco años de trabajo que se pueden dividir en dos hemisferios: dos y medio de documentación y otro tanto de escritura, de cómo ordenar toda esa documentación de manera atractiva, porque es una novela hecha con la voluntad de entretener, de emocionar, de apasionar.
-Y a usted le ha permitido de ejercer de historiador.
-El origen está en cruzarme con una nota a pie de página que hablaba de Pedro Blanco, «el gran negrero malagueño». Y yo que soy historiador nunca había oído hablar de este señor. Ese fue el detonante. Ahí entras a leer, buscar y ahí llega la segunda motivación, que es recuperar una parte de la historia que no se nos ha contado. Fuera de las monografías académicas, la participación de los esclavistas españoles en la mayor emigración forzada de la historia, que como mínimo afectó a doce millones y medio de personas, no se ha tratado. Y migración forzada es un eufemismo de rapto, violación, muerte por trabajos forzados. Me parecía interesante revisar de dónde salió el dinero para el Eixample de Barcelona, la enorme fortuna que amasó María Cristina de Borbón, por qué colocaba el arzobispo de Toledo parte de las rentas en el comercio negrero con Cuba. Era el mejor negocio de la época, la máxima rentabilidad en la primera mitad del siglo XIX estaba en el comercio de esclavos.
-¿Por qué se ha ocultado?
-En esas fortunas está la respuesta. Si yo digo esclavitud, el 90% de la gente se va al algodón y a Kunta Kinte, y se pasma al saber que del mismo tamaño que esas plantaciones eran los cañaverales de azúcar de Cuba y Puerto Rico. Todos eran de esclavistas españoles surtidos por negreros españoles.
-¿Habrá serie de televisión?
-Hay conversaciones para hacer una gran serie internacional. Soy escritor y actor, y soy de los que piensa que nunca un buen libro da lugar a una buena película, porque son lenguajes antagónicos. En una película hay que elegir una trama de todas las que tiene una novela; pero creo que 'Mongo Blanco' puede tener una adaptación mejor en una serie.
-¿Participará como actor?
-Ya me enfadaría si no salgo, aunque sea un poquito. (Risas)
-«España está llena de calles con nombres de esclavistas», dice.
-Sí. Supongo que habrá bastantes aquí en Asturias. Muchos de estos palacios de indianos son de fortunas con origen en el esclavismo. Aparte de que hubiera unos señores malvados, era algo que permeaba todas las capas de la sociedad, todo el mundo participaba. Ninguna actividad que transcurriera en Cuba o Puerto Rico se hacía sin esclavos.
-Dicen los actores que es mejor hacer de malos. ¿Mola más escribir sobre malos?
-Como escritor lo que es apasionante es que el lector pueda empatizar con alguien que objetivamente es un monstruo.
-¿Y cómo se hace?
-Dotándole de humanidad y propiciando luces y sombras. Una de las primeras cosas que aprendes como actor es a no a juzgar a los personajes, no significa aplaudirlos, sino comprenderlos. Cualquier monstruo que hace una maldad cree tener una razón para ello. Y ese es otro de los temas del libro: ¿qué pasa cuándo triunfa el concepto de la banalidad del mal? Una de mis motivaciones para escribir es denunciar lo denunciable. No debemos dejarnos llevar por estos discursos que pretenden hacernos partícipes de la injusticia.
-¿Usted se lo pasa pipa o sufre?
-No hay disfrute sin sufrimiento. Lo que nos apasiona nos cuesta. Se vive esa sensación de ir superando retos, de que cada página te plantea un problema. Pero es muy divertido, sí.
-¿Escribir una novela tan compleja exige un plan establecido o navega sola?
-Generé muchísima información y el reto era ordenarla, Pedro Blanco era un personaje real y su vida me ayudó, seguí su biografía como escaleta: nacimiento, auge y caída del negrero.
-¿Cuándo le vemos en el cine?
-En agosto empiezo a rodar una comedia. Pero no sé, estamos en general en el mundo de la cultura viendo... Todos tenemos que acomodarnos, encontrar nuestro lugar para seguir viviendo.
-¿Qué jirón de ingenuidad nos dejaremos con la pandemia?
-Ciertas visiones buenistas del ser humano.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Nuestra selección
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.