Dos autores sin miedo a destripar la realidad

Galán plantea un ensayo sobre el exhibicionismo moral en la sociedad actual. «Surgió ante esa continua demostración de postureo moral que vemos: la del 'qué bueno soy y qué malo es...'. Me preguntaba por qué ocurría eso. A base de estudios psicológicos se demuestra que hay pocas herramientas más potentes para llamar la atención que la demostración de moralidad. Ser el más moral del grupo y señalar al otro llama mucho la atención y eso es lo que prima en las redes», explica el autor.

El escritor, humorista y psicólogo expone diversos casos que muestran «cómo las nuevas formas de comunicación están corrompiendo el sentido de la moralidad en nuestra sociedad. Las demostraciones de moral siempre han existido, pero había que hacer algo de verdad, la diferencia actual es que sirve un hashtag, una foto o una camiseta». Un ejemplo de ello lo encuentra en la invocación transversal a la superioridad moral: «Se utiliza siempre para colocarte encima del otro y con conceptos muy amplios. Se dice 'soy superior a ti porque estoy contra el fascismo o a favor de la unidad de España'. Y si les preguntas qué hacen, te dirán: 'Pues un domingo al mes voy a una manifestación'. Son unos jetas totales», opina. Igual de claro se muestra sobre las identidades. «Eso es un chollo, no te cuesta nada. Dices que eres bisexual líquido y no necesitas ni leer un libro, ya mereces un respeto y un aplauso a tu identidad. En cambio dices que te interesa la filosofía griega y lo menos que te llaman es gilipollas, pedante. Es una muestra de que estamos en una sociedad enferma», opina.

El expresidente socialista Felipe González es el centro de la novela documental de Sergio del Molino, un personaje del que asegura lo que le atrajo fue «su doble condición, por un lado es una figura histórica, protagonista de un episodio que forma parte de la herencia de los españoles, y a la vez sigue vivo y presente en la vida pública, provocando muchas pasiones a favor o en contra». En ese sentido, apunta que «hay muchos Felipes: para unos es alguien siniestro que solo ha provocado dolor y traído cosas negativas, para otros -entre los que me incluyo- es quien le da a España el acelerón definitivo para convertirse en una estado democrático avanzado y libre como es ahora. Es lo interesante del personaje, que no es un héroe ni un villano», razona Del Molino. Al escritor no le duelen prendas tomar partido por su propio González: «A medida que pase el tiempo y se templen los ánimos creo que quedará el instigador del gran cambio político, social y económico del país», expresa.