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Verónica García-Peña
Miércoles, 8 de julio 2020
Once ediciones ha cosechado por el momento la última novela de Domingo Villar, 'El último barco' (Siruela, 2019) que presenta este jueves en la Semana Negra de Gijón. ¿Saben lo difícil que es lograr algo así? Once ediciones de un libro que ... representa un modo muy personal y diferente de entender la literatura; la buena literatura. Calidad, pausa, cuidado, buen pulso narrativo y unos personajes que se convierten en parte de la vida de los lectores. Cuando se abre 'El último barco', a pesar del tiempo transcurrido desde la anterior novela de Villar ('La playa de los ahogados'. Siruela, 2009) y el lector se reencuentra con el detective Caldas y su inseparable Estévez, el tiempo se torna ligero y ayer y hoy no parecen tan lejanos. Oficio, arte y amor por las palabras.
- En los cajones de mi casa se esconde… ¿qué se esconde en los cajones de su casa?
Mucho material inflamable: libretas, apuntes, papeles…
- Antes se les denominaba 'negros' y ahora 'escritores fantasma', ¿haría de escritor fantasma para otros?
Desde luego. E incluso firmaría con seudónimo si tuviese necesidad de esconderme.
- Si un día, tras el éxito cosechado, le dijeran que su próximo libro solo puede salir a la venta si censura tal o cual escena, ¿qué haría?
Buscar un editor más audaz.
- ¿Y si le dijeran que tiene que matar a uno de sus personajes fetiche? (Por favor, a Caldas jamás).
Nunca mataría a Carlos Álvarez, el amigo de Caldas que regenta la taberna Eligio, pues prometí a su viuda que Carlos viviría siempre en mis libros.
- ¿Qué piensa cuando alguien se acerca a usted y todo tieso, como si fuera el mismísimo Churchill, le dice aquello de: «creo que podrías escribir sobre mi vida, que da para más de una novela»?
La única persona que me ha pedido que escriba su historia tiene una vida de lo más azarosa. No descarto ponerme a ello.
- Música. ¿Tiene algún grupo favorito para los momentos de creación o es de los que prefiere el silencio?
Escribo con música instrumental. Las voces me descentran, pero sin música de fondo me cuesta trabajar. Suelo escribir oyendo a Baldo Martínez, Luduvico Einaudi, Bill Evans...
- Ya que hablamos de música: «El del medio de Los Chichos…» ¿Cómo proseguiría? Y no tiene que ser necesariamente la continuación de la canción de 'Estopa'.
A mí el que se me aparece en sueños es Sabina. No hay mejor receta para aprender a escribir que escuchar sus canciones.
- Es de los que sabe el final de las historias que escribe antes de llegar a él e incluso antes de empezar a escribir, o lo deja al libre albedrio de los personajes, si es que eso existe.
Necesito tener un final antes de empezar a escribir. Si no, no soy capaz de avanzar; como no sería capaz de contar un chiste o hacer un truco de magia sin saber cómo acaban.
Lo que me sucede casi siempre es que, cuando he recorrido buena parte del camino, me encuentro un final diferente, por lo que mis libros nunca terminan como había previsto.
- ¿Y qué siente al poner 'fin' en las novelas, sea literal o figurado? ¿Qué hace inmediatamente después?
Soy un pesimista alegre. Termino los libros con miedo, pero contento.
Siempre celebro el punto y final con amigos, música y vino.
- Dicen que todo está en los libros. ¿Lo está?
Lo estaba, al menos.
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