El escritor, en el entorno de la iglesiaprerrománica de Santullano, en Oviedo,con su libro. Álex Piña
Cristian David López, escritor

«Cada uno va leyendo el mundo al caminar»

El autor paraguayo afincado en Asturias reúne diez años de crónicas viajeras en el volumen 'Los regalos del camino'

Viernes, 24 de enero 2025, 01:00

Cristian David López (Lambaré, Paraguay, 1987) sabe, como Fernando Pessoa, que para ir lejos no hace falta ir muy lejos porque el mundo, como también escribió el creador de los heterónimos, es siempre más hondo que extenso. Sobre esas enseñanzas ha ido anotando a lo ... largo de la última década sus impresiones frescas de viajes que llevan, en algún caso a miles de kilómetros al otro lado del Atlántico y en otros, a poco más allá de la vuelta de la esquina. Para su autor todos han sido como el título del volumen que ahora recoge esas crónicas: 'Los regalos del camino' (Ed. Bajamar). Invitaciones que la vida nos formula para salir a descubrir la novedad de lo inesperado o el asombro inagotable de lo cotidiano.

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«Digamos que en la mayoría de los casos son viajes por tus alrededores, el mundo que uno se encuentra al salir de casa y en los que el azar está muy presente. Es un buen compañero de viaje», explica el escritor justo desde el rincón del que suele partir acompañado de su familia, el lugar donde residen al lado de la iglesia prerrománica de Santullano, «la embajada de un reino que no existe», como la llamó su amigo y vecino, José Luis García Martín. El texto que abre el libro narra el regreso a la patria natal en 2013. «Lo leo ahora y siento nostalgia, no son fotografías, pero sí el reflejo de lo que recibes de vuelta a casa y los lugares de la infancia, es como volver a nacer, ya no eres el mismo que se marchó, vuelves con ojos nuevos y el lugar también es otro, la gente que conocías ya no estaba, muchos se habían ido, como yo, cada uno por sus caminos. Los recuerdos están en los lugares cuando vuelves», resume López.

Cada una de estas crónicas refleja a su vez las diversas paradas en las que ha ido escribiéndose el libro de su propia vida, como el periplo que le lleva a seguir las huellas del escritor Rafael Barret, desde la Torrelavega en que nació hasta Arcachón, la ciudad francesa donde dio sus últimos pasos. Otra estela, la del azar del estudiante le conduce a Dublín para tropezarse con los numerosos fantasmas literarios que pululan por sus puentes y callejones, y el destino laboral le revela un pequeño paraíso en la villa riojana de Arnedo. «Un pueblo trabajador, muy de campo. Estuve allí dando clase un curso y vuelvo cada año con la familia».

Galicia o Extremadura tienen sus propias láminas en este atlas viajero que concentra buena parte de sus páginas en el mapa de Asturias. Genestoso/Xinestosu, la antigua braña de Cangas del Narcea, ocupa un lugar especial en la memoria de López: «Es mágico, levantas una piedra y mana agua a borbotones. El texto lo empecé a escribir allí mismo mientras mis hijos corrían libres por el prau, como les vaques», revela el escritor.

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Asegura que muchas de las crónicas están escritas así, con la tinta fresca de la impresión del momento y el ritmo del canto de los pájaros o del agua de un río al correr. «Los caminos son los versos de la vida y cada uno va leyendo el mundo al caminar», expresa López sobre la trama de un libro que considera «abierto» a nuevas andanzas de la mano del azar, fiel compañero de viaje.

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