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Vuelve no al lugar del crimen, pero sí con un crimen. O más bien, unos cuantos. Carlos Bardem (Madrid, 1963), que el año pasado se fue de la Semana Negra con el Premio Espartaco a la mejor novela histórica por 'Mongo blanco', ... inaugura el próximo viernes la cita literaturia con 'El asesino inconformista' (Plaza y Janés), una sátira sobre la corrupción que es también una historia de amor, un thriller y una profunda reflexión sobre nuestro hoy.
–Después de una novela histórica tan documentada, ¿esta ha sido para usted una diversión?
–Algo de eso hay. Este libro es consecuencia del anterior. Intento no repetirme, me horroriza la idea de escribir el mismo libro. Es distinta en tema, en tono y estructura y es una reacción a lo agotado que acabé del esfuerzo que fue la documentación de 'Mongo blanco'. Cada vez que escribía lo hacía con un gran aparato de notas, cartografías... En mi voluntad estaba escribir algo que pudiera hacer desde la nube de mi memoria, los recuerdos, ficcionar sin más investigación que un par de clics en internet... Por cierto que es increíble las cosas terribles que te puedes encontrar con un par de clics.
–Lo dicho, puro disfrute.
–Yo disfruto mucho de todos los libros, pero cada uno me ha exigido una cosa distinta. Este quería escribirlo de forma más fluida, incluso compulsiva. Cada uno tiene su música interna y creo que este se lee compulsivamente, se devora en dos o tres días. Estoy muy satisfecho, es una novela muy rica y que tiene algo para cada tipo de lector. Es un puzle de estilos, temas y tonos.
–¿Es más disfrutón leyendo o escribiendo?
–No se puede ser escritor sin ser lector y esta novela es también un gran juego metaliterario. El protagonista, aparte de asesino, es un escritor aficionado que exorciza sus muchos demonios escribiendo y es único en la historia de la literatura porque no quiere que nadie le lea ni lo publique. En él he volcado grandes amores literarios, está trufado de referencias literarias y cinematográficas. Si en 'Mongo blanco' antes de cada capítulo citaba un artículo del reglamento general de esclavos, aquí los encabezo con una cita literaria, que en pricipio no parece tener que ver, pero sí es una pieza más en ese puzle: una emoción, una idea, una abstracción...
–Fortunato es un asesino simpático. ¿Por qué ese gusto por conectar con los malos?
–El monstruo tiene una función importante en toda narrativa. La bondad es extremadamente aburrida y difícil de narrar de forma interesante, yo al menos me reconozco incapaz. Creo que todos, de alguna manera, comprendemos mejor al villano, todos estamos llenos de fallos, de zonas de sombra, de defectos, que nos conectan. Nada se me hace más marciano que las hagiografías, siempre puedo entender mejor, que no justificar, ciertas maldades del ser humano. Estamos más preparados para entender el defecto que la virtud.
–La novela también tiene mucho de crónica de actualidad.
–'El asesino inconformista' es una sátira y como tal está muy pegada a la actualidad que trata de retratar y ridiculizar. Es una gran sátira de la sociedad, la corrupción política y la impunidad de quien la ejerce. Todos tenemos la sensación de que hay grupos de poder en este país que eluden la justicia, la sortean, nunca les alcanzar. Y, de repente, la sátira, que para nada es apología del asesinato, te permite contar la historia de alguien que decide que esa impunidad tiene que acabar. Hay una cosa curiosa, cuando al principio explicaba que esta novela va de un asesino de políticos corruptos, todo el mundo enarcaba las cejas y mostraba una pequeña sonrisa.
–¿La Kitchen le está haciendo la promoción?
–Nos llevan haciendo promoción unas cuantas décadas.La literatura se enmarca en el momento en que sea crea. Fortunato en la novela juega a adivinar quién será su próximo encargo viendo los telediarios. Cualquier parecido con la realidad es precisamente un fuerte parecido nada casual.
–¿Hay que ser inconformista hasta para ser un asesino?
–Yo animo a la gente que sea inconformista, es una manera de no rendirse y no aceptar las injusticias. Lo que hago tiene una pretensión de calidad artística y por momentos debe resultar incómodo, poner a prueba los sistemas de valores de los personajes y los lectores. A veces lo hago de una manera divertida, otras reflexiva, otras muy feroz.
–¿Usted es cada vez más inconformista?
–Yo vivo en un cabreo crónico que se se acentúa con las barbaridades que veo todos los días. 'El asesino inconformista' es un grito de rabia ante una impunidad y ante una desvergüenza que tiñe a gran parte de nuestra clase política. Y digo gran parte porque no creo que todos los políticos sean iguales.
–Yo a este Fortunato lo veo de película.
–Puede que sea un personaje de película y de serie. Hay conversaciones al respecto.
–¿'Mongo blanco' se pasará también al audiovisual?
–En la nave va. Y hasta ahí puedo leer.
–Alguien que vive la imagen tan de cerca, ¿cómo marca límites entre papel y pantalla?
–No escribo especialmente pensando en adaptaciones, mis obras, y esta es la quinta, tienen mucho de pensamiento, de memoria, de recuerdo y no tanto de peripecia. Lo que yo escribo es difícilmente encasillable en un solo género, me gusta utilizar las claves de la novela negra o el thriller y luego subvertirlas, darles la vuelta. Esta novela tiene una pecularidad: he dado con la clave del crimen perfecto, que consiste en que nadie quiera atraparte. Ahí está otra reflexión sobre la impunidad. También es ensayo político, sociológico, una novela romántica e incluso podría ser literatura de viajes.
–¿Tiene una mente más literaria que cinematográfica?
–Siempre he dicho que para mí la literatura tiene una superioridad respecto al audiovisual.
–¿Tiene la sensación de que el actor se come al escritor?
–No hay ningún conflicto, son dos caras de una misma pasión, que es contar historias.
–¿Ya tiene en mente la próxima novela?
–La tengo pensada. Me considero un fabulador que no para de fabular.
–Llega a Gijón y se va a rodar a América.
–Sí, vamos a estar varios meses fuera de España, así que es un honor poder presentar antes en Gijón 'El asesino inconformista'.
–¿Le veremos pronto entonces en la pantalla?
–Tengo por estrenar un par de películas en España, he hecho una colaboración en 'Maricón perdido'... El actor funciona y eso le da tiempo al escritor.
–¿Y cómo se pueden hacer tantas cosas a la vez y no estar loco?
–No garantizo no estar loco. Pero sarna con gusto no pica. Me encanta filmar y soy feliz escribiendo.
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