«Asunta sabía algo muy escabroso de sus padres para que la quitaran del medio»

Hace ya más de una década que el asesinato de la niña de origen chino Asunta Basterra Porto a manos de sus padres, según el tribunal que los juzgó, conmocionaba a España entera. Pero ni el veredicto ni la sentencia, que los condenaba a dieciocho años de prisión para cada uno, despejaron los muchos interrogantes que se plantearon durante el proceso. Mark Guscin, historiador y filólogo británico, residente en Galicia, ha querido analizar todas esas lagunas en su libro 'Lo que no te han contado del caso Asunta', que ayer se presentaba en la Semana Negra de la mano del Aula de Cultura y de su responsable, además de Jefa de Contenidos de este diario, María de Álvaro.

Una de sus principales aportaciones es el testimonio de la madre de la víctima, Rosario Porto. El investigador explicó que las razones que lo llevaron a emprender su trabajo fueron el impacto que el caso tuvo y el interés de aplicar la metodología utilizada para el estudio histórico a cada documento y declaración de quienes intervinieron en él. Guscin relató la impresión que le causó Porto en la cárcel: «Apareció con zapatos de tacón, maquillaje, pero lo que vi fue una mujer rota, sin ganas de vivir. Sé que la gente querría que dijese un monstruo, una psicópata, pero esa fue la Rosario Porto que vi, lo que no significa que fuera inocente», aseguró. De Álvaro quiso saber si después de escrito el libro le quedaba alguna duda de la culpabilidad de los padres y su autor fue sincero: «Más que antes de comenzarlo. Por cada pregunta que me hacía surgían diez o veinte más». Sorprendió declarando que «lo que más me impactó fue lo injusto que fue en este caso el sistema judicial. Se condena a los padres a dieciocho años, que si lo hicieron me parece poquísimo, pero hay muchos cabos sueltos que no interesaron ni en el juicio ni al juez instructor, datos que no encajaban en el relato oficial que querían».

Puso algunos ejemplos de estas lagunas, como que le parecía «imposible» que Rosario dejase el cadáver en la pista o lo trasladase hasta allí, debido a su débil complexión, o la supuesta contaminación de pruebas con los restos de semen aparecidos en su camiseta: «El único punto del libro para el que no tengo respuesta».

De lo que no albergaba ninguna dura era de la sedación de la niña con lorazepam durante meses: «Esa es una prueba científica». O de que el extraño episodio del ataque de un intruso a Asunta en el piso de Porto «necesariamente tuvo que ser Alfonso, para mí fue un primer intento fallido y a partir de ahí comenzaron a sedarla».

Igual de seguro se mostró de que entre ambos padres hubo un pacto de silencio para no inculparse y ahí podría estar la clave de por qué lo hicieron: «Asunta sabía algo muy escabroso sobre ellos o de uno de los dos para que decidieran quitársela de en medio», aseveró.