Óscar López y Carlos Ruiz Zafón, durante el acto celebrado en el Niemeyer.

«Quiero que mis lectores pasen unas vacaciones en mi cerebro»

Seiscientas personas asistieron ayer en el Niemeyer a la presentación de 'El laberinto de los espíritus', de Ruiz Zafón

ALBERTO PIQUERO

Viernes, 10 de febrero 2017, 00:17

El Ciclo de Palabra, que coordina en el Centro Niemeyer el profesor de la Universidad de Oviedo Javier García Rodríguez, concitó en la tarde del jueves a seiscientos espectadores que siguieron con gran atención la presentación del último volumen de la saga que Carlos Ruiz Zafón (Barcelona, 1964) ha dedicado al Cementerio de los Libros Olvidados, cuyo título es 'El laberinto de los espíritus', cerrando la tetralogía que cxomenzó hace quince años con 'La sombra del viento'. Previamente, se proyectó un breve y magnífico documental en blanco y negro, que recorrió escenarios de la novela, introduciendo las primeras líneas de la misma: «Aquella noche soñé que regresaba al Cementerio de los Libros Olvidados. Volvía a tener diez años y despertaba en mi antiguo dormitorio para sentir que el rostro de mi madre me había abandonado...».

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Ejerció de presentador e interlocutor de Ruiz Zafón, el periodista cultural que conduce en La 2 el programa 'Página 2', de promoción de la lectura, Óscar López. Su primera pregunta se interesó respecto de si, en efecto, puede darse por definitivamente clausurada la saga o si cabrían tentaciones de continuarla. en el futuro. El escritor fue aclaratorio: «Este laberinto de historias con cuatro puertas de entrada fue proyectado desde el principio así. Y se acaba aquí». Acerca de los diferentes modos de abordar las cuatro novelas, explicó que «no hay problemas en el orden en el que se lean. Lo que queda es una experiencia caleidoscópica de ese mundo».

Anticipó lo que puede contarse, sin desvelar más de lo necesario, en torno a esta última obra: «Es la finalización de toda la tensión narrativa acumulada, que converge en una trama donde se solucionan todos los enigmas». Eso por lo que concierne a quienes ya se han acercado a sus novelas precedentes. En lo que atañe a quienes se aproximen por primera vez a estas páginas, piensa que encontrarán «un gran misterio sostenido por un mecanismo de relojería, que espero les despierte la curiosidad para leer los libros anteriores».

También reconoció que 'El laberinto de los espíritus' puede ser «la más oscura y violenta» de las cuatro entregas. Así como la más «satírica, siniestra y misteriosa».

En la tesitura de elegir cuáles de los personajes creados le resultan personalmente más afines, se refirió a tres de los mismos. «Julián Carax, que tiene algo de mi turbiedad; Fermín Romero de Torres, el cual sería como mi cerebro y posee un sentido del humor semejante, con el que suelo estar de acuerdo; y Alicia Gris, por su manera de ver el mundo». Se extendió en torno a Alicia Gris, «un personaje que ha surgido de las sombras de nuestro país en el siglo XX, huérfana de guerra tras un bombardeo en Barcelona y que después de muchas peripecias se pone al servicio del régimen que ordenó aquel bombardeo. Lucha consigo misma y con el destino».

Refiriéndose a los lectores, consideró que «todo arte es un proceso de comunicación, si no llega al otro lado pierde sentido». Aun más: «Quiero entrar en el cerebro de los lectores y cambiarles los muebles de sitio». O en otra vuelta de tuerca: «Quiero que mis lectores pasen unas vacaciones en mi cerebro». Llevando la metáfora a otra de las artes, la música: «Si el mundo sólo estuviera habitado por sordos, los compositores dejarían de componer».

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El éxito que ha tenido, veinticinco millones de ejemplares vendidos, no le nubla: «No he tenido ningún vértigo porque ha sido un proceso muy gradual». Por si las dudas: «Nada me hará cambiar, ni el éxito ni el fracaso».

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