Pedro Olalla, antes de su intervención en el Antiguo Instituto de Gijón.

«Nuestro desafío ético es reconquistar la democracia»

El helenista Pedro Olalla presentó en el Centro Cultural Antiguo Instituto, ante un público que llenó la sala, su libro 'Grecia en el aire'.

ALBERTO PIQUERO

Viernes, 8 de enero 2016, 00:15

Introducido por Juan Manuel Baños, profesor de griego del IES Carreño Miranda (Avilés), quien asimismo es secretario de la Asociación Céfiro, que convocaba la cita, ayer presentó Pedro Olalla (Oviedo, 1966) en la sala de conferencias del Centro Cultural Antiguo Instituto, abarrotada, su último libro, 'Grecia en el aire. Herencias y desafíos de la antigua democracia ateniense vistos desde la Atenas actual'.

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Olalla, que reside en la capital de Grecia hace más de veinte años y que ha merecido ser declarado Embajador del Helenismo y galardonado con el Premios de las Artes y las Letras de la Academia de Atenas, planteó de modo muy crítico la situación en la que vive aquella nación mediterránea, haciendo extensivo el juicio a otros países y latitudes.

Articulando el contenido del volumen, explicó que se trata de «un libro de fondo (histórico) inspirado en la urgencia del presente».

De manera frontal, estableció que desconocer los acontecimientos que están sucediendo en Grecia sólo podría obedecer «a intereses, a la ignorancia o al miedo». Y en su consideración, lo que acontece es «el desmantelamiento de la democracia». Hasta el extremo de que, según su opinión, estaríamos en la antesala del grave riesgo de que «acabarán imponiéndonos el fascismo en nombre de la democracia».

Manejando una profusión de datos detallados, aludió al 'rescate' que firmó el gobierno socialista heleno en 2010, en el que «cedió toda la soberanía», a las tasas de paro, que en el caso de los jóvenes superan el cincuenta y cuatro por ciento; al «mayor plan de privatizaciones del mundo», cuyas instrucciones opacas parten de una sede en Luxemburgo; o a la estadística de suicidios en Grecia, «más de dos cada día». Y se preguntó si todas esas políticas, encaminadas a rebajar la deuda, la cual sin embargo continúa incrementándose - «del 120% del PIB al 180%, en los últimos cinco años»-, no habrían llevado al completo descrédito a cualquier gobierno. En su valoración, si ello no ocurre es porque prevalece «la política de camino único». Esa senda que vuelven a recorrer tras el último rescate, de 83.000 millones de euros, mientras se privatizan «islas, puertos, aeropuertos y bienes públicos». En el corolario, «la crisis ha sido el mecanismo para derruir los cimientos de la llamada democracia».

Tras esa intervención, leyó algunos de los textos de 'Grecia en el aire', comenzando por 'Colina de las ninfas', referido a «la legendaria luz del Ática», que alumbra aquella tierra e ilumina «el desafío ético de reconquistar la democracia». En el mismo sentido, el fragmento dedicado al poeta Solón, quien «hace veintiséis siglos» se empeñó en que dejara de ser una realidad el que hubiera «muchos esclavos de unos pocos». O que la condición de esclavo estuviera supeditada a «las deudas», trasposición simbólica que va de la Antigüedad a nuestros días. Con dolor esperanzado, abogó en favor de que la crisis no se resuelva cuando «la democracia ya sea sólo humo».

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