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M. F. Antuña
Jueves, 11 de junio 2015, 00:17
Atiende al teléfono desde La Habana en un día de madrugón gustoso y felicitaciones. Vive en la misma casa en la que nació, en el barrio de Mantilla, y en plena conversación sube su madre desde el piso inferior con el ánimo de abrazar al hijo que acaba de convertirse en Príncesa de Asturias de las Letras. Él lo cuenta pero no interrumpe la charla. Amable, entrañable, feliz, cubano en estado puro, Leonardo Padura (La Habana, 1955) tiene una relación mucho más que especial con Asturias. En octubre estará en Oviedo para estrecharla aún más.
Está claro que se le dan bien los premios con sello asturiano. Ya tenía el Café Gijón, ha ganado varios de la Semana Negra y ahora el Princesa.
El primer lugar donde estuve de España en 1988 fue en Asturias, en la Semana Negra. Soy de los fundadores. En esa época fui como periodista. Luego en 1995 me dieron el Café Gijón y fue la puerta que me abrió la posibilidad de encontrar editorial en España y, a partir de ese momento, mi carrera literaria cambió. Y ahora me llaman y me dan esta enorme alegría, que desborda cualquier expectativa, puesto que se trata de uno de los premios literarios más importantes del mundo, con una lista de galardonados realmente impresionante... Ver mi nombre ahí entre tantas luminarias es muy fuerte.
Cuentan sus amigos de la Semana Negra que fue aquí dónde comenzó su carrera literaria y donde conoció a Vázquez Montalbán, uno de los escritores que más le ha influido.
Ya yo había escrito una primera novela, que se publicó precisamente ese año, y había estado seis años trabajando en un periódico que apenas me dejaba tiempo para escribir porque elaboraba grandes reportajes de investigación. En el año 1988, Paco Ignacio Taibo II me invitó a Gijón y fue un encuentro fundamental en mi carrera, no solamente por las personas que conocí, como el propio Vázquez Montalbán, que sería decisivo en el estilo y la forma en que yo asumiría la literatura, sino, y sobre todo, porque yo llevaba muy poquito dinero, imagínese, un cubano de Cuba, pero había una feria con libros que valían 100 pesetas, 150 pesetas y vine con una maleta cargada. Creo que esa maleta me colocó en el camino de la novela policial que yo quería escribir y que comencé a hacer en 1990.
La entrevista se produce apenas hora y media después de que el jurado haga público su fallo pero Padura aún no podido leer el acta. «Recuerde que en Cuba el acceso a internet es muy complicado», se justifica. Lo escucha atento y se advierte la emoción cuando se cuela en sus oídos la frase final: «Su obra es una soberbia aventura del diálogo y la libertad».
¿Cómo se le queda el cuerpo?
Pues mire, creo que la generosidad de ese jurado es infinita, por darme el premio y por decir cosas tan lindas. Cuando uno oye que es capaz de provocar que alguien escriba algo así lo único que puede sentir es una enorme satisfacción. El trabajo de la literatura, de la escritura, de la novela, es solitario y lleno de incertidumbres, nunca sabes si el camino que has escogido es el que te va a llevar a la buena novela o si te alejas de ella. Yo aplico el principio de Antonio Machado que dice 'duda hasta de tu propia duda'. Cuando el resultado de todas esas dudas merece una lectura como esa uno no puede sentir más que alegría.
Usted tiene nacionalidad española y cubana en el pasaporte y literariamente hablando es un cubano con muchos referentes españoles. ¿Cómo vive esa dualidad?
Literariamente hablando soy un escritor cubano y no puedo dejar de serlo, tengo una fortísima relación de pertenenencia a la cultura y al país que es Cuba, y gracias a eso he podido obtener las cosas que he logrado en la vida, entre ellas que España me concediera la doble ciudadanía de manera honorífica. Pero soy tan cubano que un día me puse a tratar de ver en mis antecedentes conocidos hasta cuándo era cubanoy descubrí que al menos los soy por 64 costados.
¿Y esos referentes literarios españoles de los que le hablaba?
A España como país y cultura le debo mucho, por relaciones literarias tan importantes como la que tuve con Manolo Vázquez Montalbán, un maestro del que aprendí tanto y con el que encontré sentidos profundos de lo que puede ser la novela policial. También en España tengo mi editorial, Tusquets, que es parte de mi familia.
¿La novela negra vive su mejor momento?
La novela negra en los últimos 25, 30 años ha estado en un momento de transformación muy beneficiosa, ha dejado de ser una literatura en la que el argumento tenía el peso fundamental para, además de contar una historia, ser capaz de crear una imagen social, de afrontar una indagación social profunda. Eso han hecho Vázquez Montalbán, Paco Ignacio Taibo... tantos escritores importantes del género. Creo que un autor que ha escrito una parte importante del trabajo en esta nueva forma de novela policiaca obtenga un premio como este es un reconocimiento no solo para mí sino para todos los que han hecho de esta literatura una forma de mirada en las sociedades contemporáneas, especialmente en lengua española.
¿La capacidad de denuncia, de mostrar las miserias, es mayor y mejor en la novela negra?
La novela negra muestra el lado oscuro de la sociedad: el crimen, la violencia, la corrupcion. Ya desde esa perspectiva estamos en un terreno problemático, complejo, oscuro, pero junto con eso pienso que es una forma literaria con una capacidad enorme para abarcar todo el arco de la literatura. Por ejemplo, mi última novela, 'Herejes', no es algo que tenga que ver con ese lado oscuro de la sociedad, sino con misterios de la condición humana, y eso está dentro de la literatura negra. Quiero decir que desde la novela policial se puede hacer cualquier abordaje de la realidad y se puede hacer buena literatura.
Hablamos en clave negra, pero vive en un país que está en un momento muy de color de rosa.
Estamos viviendo un proceso, porque a partir del 17 de diciembre hubo un giro en la vida, en la política, en la sociedad cubana, que está justamente en evolución. Se han producido ya algunos cambios importantes, se espera que ocurran otros, que finamentes se firme el restablecimiento de relaciones entre Cuba y EE UU y esto provoca un movimiento en la sociedad y en la vida cubana que confío sea para bien, que sea para que la gente en Cuba pueda tener mejores condiciones para vivir.
¿Es el fin de una era?
No se sabe. Estamos en un proceso que puede avanzar en muchos sentidos y hacia muchos puntos, pero hay que tener un poquitico de paciencia.
¿Es optimista?
En general sí y, cuando estoy un poco pesimista, me impongo tratando de ser más optimista.
¿Cómo lo viven sus paisanos?
Aunque las condiciones económicas y sociales no han cambiado esencialmente, en general hay una esperanza de mejoría en esa vida que ha sido tan dificil en los últimos 25 años, que hemos vivido de crisis en crisis.
Tiene mucho de literaria la historia de Cuba. ¿Lo tiene también la historia que se está viviendo ahora en España?
Toda realidad en la que haya conflictos es literaria. Alguien comparaba la literatura de un pequeño país muy conflictivo con la de los suizos y decía que estos han vivido tan bien que por eso pudieron inventar el reloj y la fondue, pero no han creado una buena literatura. España está viviendo un momento interesantísimo, con una redefinición del mapa político de los partidos. En Cuba, en los años 90, ese periodo de tremenda crisis después de que desapareció la Unión Soviética fue un momento altamente literario porque los conflictos se pusieron a flor de piel.
Últimamente le ha dado por el cine.
Mi mujer, Lucía lopez, y yo acabamos de terminar los guiones de una serie que se está filmando en Cuba sobre las cuatro primeras novelas del detective Mario Conde. Lo está rodando Tornasol Films y se estrenará en España y se espera que tenga proyección internacional. Son cuatro películas para televisión y una para el cine, la que está basada en 'Vientos de Cuaresma'. Dirige Félix Viscarret.
También acaba de estrenar 'Regreso a Ítaca' de Laurent Cantet .
Sí, escribí el guion. Pero prometo enmendarme, no dejarme arrastrar por el cine y hacer novelas.
¿Pero qué pasa con el cine?
El cine es magnético, pero yo prefiero la literatura. He comenzado una nueva novela, que confío terminarla el año próximo. Vuelve Mario Conde.
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