La responsable del Aula de Cultura de EL COMERCIO, María de Álvaro, con la escritora María Teresa Álvarez, durante el programa emitido ayer en ELCOMERCIO.es. PALOMA UCHA
Aula de cultura de EL COMERCIO

«Estoy con el Rey. Don Felipe quiere de verdad a este país»

María Teresa Álvarez presenta su último libro, 'Juana de Castilla', en un acto del Aula de Cultura de EL COMERCIO

AZAHARA VILLACORTA

GIJÓN.

Sábado, 12 de diciembre 2020

La siempre fascinante Juana de Castilla cuenta sus cuarenta y seis años de cautiverio en Tordesillas en el último libro de María Teresa Álvarez, que desde su mismo título, 'Juana de Castilla', sin el insultante apelativo de «loca» con el que ha ... pasado a la historia, es una reivindicación de la figura de la Reina castellana.

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Álvarez presentó ayer su novela en un acto emitido en la web de este periódico y organizado por el Aula de Cultura de EL COMERCIO en colaboración con el Ateneo Jovellanos, cuyo presidente, Luis Rubio, ya apuntó el origen de las desdichas de la tercera hija de los Reyes Católicos: «La ambición de su padre, Fernando el Católico, la traición de su marido, Felipe 'El Hermoso', y el ansia de poder de su hijo, el emperador Carlos».

Esos tres hombres convirtieron a quien pudo ser la soberana más poderosa de su tiempo en la más desgraciada, porque ambicionaban algo que pertenecía a Juana: el trono de Castilla. Y los tres hicieron todo lo que estuvo en sus manos para anularla de todas las formas posibles y, de paso, crearon la leyenda de su locura para quitarle todo cuanto era legítimamente suyo. Con «absoluta crueldad». Sin piedad.

Así que Álvarez tuvo siempre muy claro que «era justo darle voz» a una mujer «lista, culta, cariñosa y muy fuerte, que tuvo seis hijos y los seis sobrevivieron». Que aprendió francés y que leía a Aristóteles, porque su madre se preocupó por darle a todas sus hijas «una educación que asombraba en las cortes europeas».

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Pero si la periodista candasina tiene que destacar algo de Juana se queda con «su lealtad»: «Porque, por encima de todo, es fiel a la institución monárquica, a sus padres, a la familia. Y jamás habría hecho algo en su contra». De hecho, según su tesis, «si Juana no llega a heredar la Corona de Castilla, no hubiese pasado a la historia como loca. Hubiese tenido un marido infiel y ya está».

Su lealtad fue tanta y tan profunda que, cuando el levantamiento comunero de 1520 la saca de su encierro y le piden encabezar la revuelta, ella se niega «porque no quiere quitarle el trono a su hijo». Y lo mismo le ocurre con Felipe 'El Hermoso', de quien «está muy enamorada», así que, cuando se entera de que le es infiel, «tiene celos», un sentimiento que «no le es desconocido, porque vio muchas veces llorar a su madre» por el mismo motivo, quien «se rodeaba de mujeres mayores para que Fernando el Católico no tuviera tentaciones».

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Pero el temperamento de Juana era distinto y «no aceptaba las infidelidades que aceptaban la mayoría de las reinas, que o bien se las tomaban con santa resignación o bien tenían sus propios amantes». Ella no. Ella se rebela. «Protesta y además lo hace en público» para el asombro de propios y extraños. Y es bien sabido que, «cuando las mujeres se salen de los moldes, hay que colgarles un sambenito. Y a ella se le pone el cartel de loca».

Pero, lejos de padecer un desorden mental o de las leyendas que cuentan que, cuando Felipe murió, detuvo el séquito para besarle los pies al cadáver o que sentía celos incluso de las monjas que custodiaban su cuerpo, Juana resiste cuarenta y seis años encerrada, «con una dignidad y una fuerza interior enormes», a pesar de «ser una mujer maltratada psicológicamente y que tambien sufrió maltrato físico en algunos momentos». Cuarenta y seis años que María Teresa Álvarez pudo entender mejor en esta época de reclusión que «a muchas personas les está tanto costando afrontar psicológicamente». Así que la condesa viuda de Latores -que hoy a mediodía firma ejemplares en la Librería Central- se declara «feliz» por haber podido «recuperar su nombre». Y, como también es «pragmática», defiende con denuedo al actual Rey: «Estoy con él. Don Felipe quiere de verdad a este país y la Monarquía nos ha hecho mucho bien, así que yo la apoyo».

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