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Juan Pablo Rodríguez Frade, en su estudio de Madrid con su libro en las manos. iñaki martínez
«El Arqueológico de Asturias necesita una vuelta»

«El Arqueológico de Asturias necesita una vuelta»

Juan Pablo Rodríguez Frade - Arquitecto ·

Autor del Arqueológico Nacional, presenta hoy con el Ateneo Jovellanos y el Aula de Cultura de EL COMERCIO su libro 'Manual de museografía'

ignacio del valle

Martes, 13 de octubre 2020, 16:50

Juan Pablo Rodriguez Frade es arquitecto desde 1983 y se llevó el Premio Nacional de Restauración y Conservación de bienes culturales por la rehabilitación del Palacio de Carlos V como Museo de la Alhambra, en 1995. Su sello se deja ver en equipamientos como el Museo Arqueológico Nacional, el discurso del Poumpidou de Málaga, el Museo de Historia de Madrid y la Sala de Fábrica del Monasterio de San Millán de la Cogolla, en Yuso. Hoy, a las 19.30 horas, presenta su libro 'Manual de Museografía'. Lo hace en el Ateneo Jovellanos, de la mano del Aula de Cultura de EL COMERCIO, en un acto que se retransmitirá en directo, a partir de las 19.30 horas, en la web de este periódico.

–Todo esto de los museos viene de las 'Cámaras de Maravillas' tardomedievales, ¿no?

–El inicio quiero creer que es anterior. El afán del coleccionismo está muy vinculado a la persona desde la antigüedad. De alguna forma es una forma de perpetuar nuestra existencia. De ahí se pasó a querer enseñar esas colecciones y a lucirlas en privado. Por último esos fondos pasaron a ser objeto de curiosidad de muchas personas. De ese paso a los museos actuales hay poca distancia.

–¿Cómo se incentiva la curiosidad del visitante a la hora de diseñar un museo?

–No desvelando la realidad de golpe. Todos sabemos que es mejor sugerir que mostrar. Descubrir. Desde niños nos pasa, y en el fondo, la historia de la humanidad reside en las ganas de descubrir aquello que nadie conoce y que solo nosotros tenemos el privilegio de desvelar. Los museos los tratamos como los guiones cinematográficos: introducción, nudo y desenlace.

–También dice que el museo no solo debe expandirse a la ciudad, también la ciudad debe infiltrarse en el museo.

–El museo no debe ser un cofre protector de bienes culturales. Debe ser un lugar amable y abierto que propicie el encuentro y la interacción entre las personas Tan abierto como un mercado.

–Cuando aparecen más restos arqueológicos que nos entorpecen un proyecto, igual podemos hacernos los locos y barrer debajo de la alfombra y así continuamos, ¿no? Ojos que no ven…

–A veces, apetece… (jajaja), pero no es posible. La leyes de protección del Patrimonio no lo permiten y hacen todo lo posible para que nadie pueda ocultar aquello que va apareciendo. En casi todos los casos en los que nos hemos encontrado restos importantes, los hemos sabido integrar y el resultado ha sido enriquecedor hacia el conjunto. En otro tipo de obras no está tan claro. A veces no tiene mucho sentido mantener un resto arqueológico en el acceso de los aseos en un sótano de un bar, de una forma absolutamente descontextualizada.

–¿Qué opina de la polémica sobre si la Laboral tiene que ser o no patrimonio de la humanidad? El PSOE aquí rechazó la propuesta por su pasado franquista y luego dieron marcha atrás.

–En que sea o no pasado franquista no creo que tenga nada que ver. Luis Moya es un fantástico arquitecto y la Laboral es un edificio muy relevante, pero de ahí a compartir cartel con la Alhambra, la Catedral de Burgos, la de Santiago de Compostela, el acueducto de Segovia, etc... hay un trecho muy grande. Es obvio que antes habría que incluir muchísimos otros edificios y conjuntos de mucho más interés y repercusión histórico y cultural

–Usted no es muy fan del exceso de tecnología en los museos.

–Hay dos aspectos; por un lado, no soy fan de que se haga alarde de la tecnología en ningún aspecto de la vida, pero por otro creo que la propia tecnología no debe reemplazar los aspectos más artesanales. Se trata más bien de sumar, no de elegir entre tecnología y artesanía.

–¿Cómo ha visto la ampliación del Museo de Bellas Artes de Asturias?

–El resultado es agradable y bien diseñado, pero dudo ciertamente en el planteamiento de proteger solo las fachadas. La Arquitectura es un todo. Debe existir una cierta relación entre el interior y el exterior. No me parece una buena solución desasociar las fachadas del interior del edificio. Hacia afuera se mantienen en términos generales las fachadas antiguas protegidas, pero una vez traspasado el umbral, podría ser un museo de nueva planta. Se trata de un buen museo realizado por un excelente arquitecto, pero desde un punto de vista patrimonial puede ser que el planteamiento de partida en el concurso fuera el errado

–Por cierto, usted, con casa en Ribadesella, seguro que conoce el Arqueológico de Asturias. ¿Le metería mano o lo dejamos como está?

–Creo que necesita una vuelta. Todos los museos arqueológicos necesitan una cierta actualización cada cierto tiempo. Cuando se apuesta por la tecnología, los recursos envejecen, pasan de moda y se estropean. Cuando se apuesta por la calidad, no hace falta tanto. Pensemos en las bicicletas y en las motos antiguas. Yo uso una moto de 28 años con carburadores, que me saben arreglar en cualquier pueblo de Marruecos, y me consta que me da menos problemas que las últimas generaciones de inyección electrónica con miles de programas informáticos.

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