Javier Gutiérrez, duelo a la luz de la Luna

Y es que, como cuenta Garrido recuerda que en aquellas guerras «se jugaban mucho». Ser el rey de la noche «significaba muchos miles de millones de pesetas». Por eso motivo la redacción y el estudio eran entonces como una olla a presión en la que los protagonistas explotan en cuanto entran en lo más sagrado para ellos: el directo. Y es en este punto donde nace la comedia de esta ficción con tintes de drama y rodada como si fuera una película seria, hasta tal punto que el otro responsable de la serie, Carlos Therón, reconoce que les «apetecía trabajar con el tono de 'Todos los hombres del presidente' o 'The Post', «pero el hecho de hablar de periodismo deportivo ya desviaba el timón hacia la comedia».

Además, Therón sostiene que este tipo de «guerras dialécticas siempre generan cosas divertidas», y que estos personajes pueden recordar a «Góngora y Quevedo dedicándose esas cartas tan bonitas», pero por radio, y en directo ante toda España. Hay anécdotas divertidas como que «para asegurarse que un jugador de fútbol a las once de la noche les cogiera el teléfono, se iban a las cinco de la tarde a su casa y se lo desconectaban, para que la competencia no le pudiera llamar ni grabar una entrevista antes».

otro de los elementos claves de la serie es el hecho de que uno empiece desde la cima y otro de cero, y, a pesar de eso la guerra se nivela. «En un principio, puede ser un poco como Luke Skywalker enfrentándose contra el imperio, pero, conforme avanza, las tornas cambian y se pasa muy pronto al lado oscuro. Entonces, no se sabe muy bien quiénes son los malos y quiénes los buenos». Y en la misma línea se encuentra Garrido, que opina que «todos vamos con el bueno, pero al mismo tiempo nos encanta Angela Channing». Entonces, aunque vayas «con Luke Skywalker, también te quedas con Darth Vader», y en este caso, Paco y Jota «funcionan y es importante que coexistan», porque «son las dos caras de la misma moneda» en esta comedia «para gente inteligente».