PABLO ANTÓN MARÍN ESTRADA
GIJÓN.
Domingo, 4 de junio 2023, 01:37
Actor, cantante, 'entertainer', como le gusta definirse, Javier Gurruchaga (San Sebastián, 1958) ensaya estos días en Madrid y en el Teatro Campoamor 'La comedia sin título', un homenaje a Lorca escrito y dirigido por Emilio Ruiz Barrachina, en el que encarna a uno de los ... asesinos del poeta y cuyo estreno nacional -para el que ya están a la venta las entradas- será el próximo 7 de julio en el coliseo ovetense. El artista nos habla de esta función, su lectura en el momento actual de España y su devoción por Federico, cuyo 125 aniversario se cumple este lunes.
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-¿Qué le atrajo de este proyecto?
-Es una historia fascinante porque aborda los últimos días de Lorca y es fiel al título porque su comedia sin título se interrumpe de forma brusca con su asesinato en una guerra civil que acaba de comenzar rompiendo las libertades, empezando por la de vivir. El interés de las investigaciones de Ian Gibson y de Miguel Caballero hace que tenga mucho atractivo, con unos diálogos muy sutiles y bien armados que te atrapan. Describe bien aquella España y asusta que en algunas cosas se pueda parecer a la de hoy. Ahora no estamos en guerra pero hay un clima que huele a muerto.
-Quería dejar la actualidad para más adelante pero, ya que me da pie, ¿cómo ve alguien de izquierdas el momento político que vivimos?
-Nos asusta a todos, hay un frente importante en las próximas elecciones y creo que no hay que andarse con más tonterías, ni divisiones. Lo condensaría en dos colores: o progresismo o reacción. Por eso creo que la obra tiene mucha vigencia, parece que vuelven los fantasmas del pasado y esta es una buena ocasión para homenajear a Lorca y recordar que por esos caminos no podemos volver.
-¿Cómo es su personaje, Antonio Benavides?
-Hago un pistolero fascista. Hemos visto a tantos en los nodos, en películas y la verdad dan siempre mucho miedo. Para este, estuve probando cosas en el móvil, filtros y unos bigotes que me llevaron a encontrar el punto que recuerda al fascista de 'Novecento'. Sobre esa línea vamos a trabajar. Un asesino falangista en el año 36 y con ese bigotito, apunta maneras.
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-Parece abonado a los personajes malvados o siniestros.
-Hombre, si me llaman para esto y no para personajes de padre de familia, alguna razón tendrán, aunque yo he hecho también de sacerdote varias veces, de abuelo extraterrestre y en un proyecto que tengo haré de muerto que habla. Tampoco tengo quince años, tengo sesenta y tantos, y me divierten esos papeles. Hubo una época en que hacía de duque, de conde, ahora estoy en una fase más decadente (risas).
-Pero sigue al pie de su Orquesta Mondragón
-Nunca dejé de estarlo, con más o menos conciertos, vamos ya a cumplir los cincuenta años y tengo un proyecto de documental con Barrachina sobre ello. Aparte de los conciertos, tenemos 'Historias extraordinarias', un homenaje a Poe y en esas estamos. El trabajo es fascinante y mientras otros se van jubilando, yo cada vez tengo más y paso de Lorca a un muerto que habla o a cantar 'Corazón de neón'.
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-Decía que le asustaba la situación política. ¿La censura también ante algunas letras que popularizó con la Orquesta?
-Últimamente no he tenido problemas, aunque es verdad que tomamos nuestras propias precauciones y autocensuras porque hay que mirarlo todo con lupa, cosa que hace treinta años no pasaba. Estamos en tiempos difíciles de lo políticamente correcto y hay otro tipo de inquisiciones que, claro, afectan al trabajo de cualquier artista.
-¿Cómo se frena alguien que ha exprimido tanto la provocación?
-Hombre, estar todo el rato haciendo de 'enfant terrible' también es un poco cansado. Pero en cuanto a lo que me plantea, procuro tirar para adelante, aunque ahora mismo si me pregunta cómo estábamos en el 77 o en el 80, que ya había democracia, le diré que en muchas cosas estábamos mejor. Hoy, no sé si con el señor Trump y sus discípulos hay una ola reaccionaria que es como una película de miedo. Nos estamos volviendo raritos, raritos.
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-¿El teatro de Lorca es un buen antídoto de libertad?
-Más que nunca. He estado leyendo 'La casa de Bernalda Alba' y es una buena muestra de lo moderno que era Federico. Siempre he sido muy fan de él, pero a medida que te vas adentrando en su obra con la perspectiva de los años ves un trabajo maravilloso y que por eso es quién es. Para mí es un gozo estar en este proyecto que le rinde homenaje.
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