Javier Camarena, el tenor todoterreno en el Auditorio

El cantante mexicano entusiasma con un extenso programa dedicado a la ópera francesa, el belcantismo, las canciones de Tosti y romanzas de zarzuela

Ramón Avello

Domingo, 28 de enero 2024, 01:20

Fue el tercer recital de Javier Camarena en Oviedo. De los anteriores conciertos, recordamos su capacidad comunicativa y sus inolvidables propinas en las que, con ... espontaneidad, se arranca por la música de su tierra, para reafirmar «que sigue siendo el rey». Ayer, con las entradas agotadas, ante un público entregado y en un concierto dedicado a Fernando Rodríguez, trabajador del Auditorio fallecido esta semana que acaba, escuchamos al tenor mexicano ensanchando nuevos derroteros del canto con repertorios menos frecuentados por él. Indudablemente, la voz portentosa de Camarena está evolucionando desde la transparencia del tenor de gracia a una voz que, sin perder la agilidad juvenil, se está volviendo más lírica y densa. Un concierto muy aplaudido que terminó con el público en pie y con dos bises: la versión un poco kitsch de 'El día que me quieras' del gran Gardel, que «al sentir de la muchachada cada día canta mejor», y el bolero 'Contigo en la distancia' de César Portillo.

Oviedo Filarmonía no se limita, en estas galas líricas, a acompañar al cantante y suplir sus momentos de descanso de la voz, sino a participar de la fiesta con peso propio. Lucas Macías, al frente de la orquesta de la que es titular, dejó clara su ambición estética en aras de la calidad y excelencia orquestal. El trabajo de la clarinetista Inés Allué y el artista José Antonio Domeneq, excelente en el intermedio de 'La leyenda del beso'.

Javier Camarena empezó su gala con las sutilezas de la ópera francesa a través de dos autores, Gounod y Lalo. De Gounod, interpretó el recitativo 'L'Amour! Qui con ardeur a troublé tout mon etre', seguido del aria 'Ah, lève toi soleil!', de la ópera 'Romeo y Julieta'. De Lalo, 'Puisq'on ne peut fléchir... Vanement ma bien aimé', de la ópera 'El rey de Ys'. Se percibe que posee un don muy acusado para el canto ligado y que su registro medio es cada vez más denso y adecuado para este repertorio francés.

A Camarena le encumbró el belcantismo italiano, especialmente Donizetti. No podía faltar en el recital este repertorio, que demuestra que el que tuvo, retuvo. Entre otras obras, a la cavatina 'Ah mes amis', de la 'Hija del regimiento' de Donizetti. Impecables los nueve do sobre agudo de la obra. Camarena bromeó con este repertorio diciendo que «ahora le cuesta más» y que hacía tres años que no lo cantaba en público. Aprovechó para saludar al público y celebró regresar a una ciudad que «es capital gastronómica» y él los sabe «por la fabada y el cachopo».

La segunda parte comenzó con el joven Verdi 'La mia letizia infondere', de 'Luisa Miller' y la simpática adaptación de la tarantela de Rossini 'La Danza'. Al final de esta última obra, el tenor prolongó el sonido durante varios compases en un alarde de resistencia y capacidad pulmonar.

Recientemente el tenor mexicano ha grabado las canciones de Paolo Tosti, un autor que se adapta muy bien a las cualidades de una voz de tenor lírico. 'Guitarrata abruzzese' y 'Marechiare' fueron las dos canciones que interpretó en versión orquestal arregladas expresamente para Oviedo, de Gonzalo Romeu. Fueron versiones muy poéticas.

La última parte de este extenso programa estuvo dedicada a la zarzuela, con dos romanzas 'Mujer de los negros ojos', cantada con sutileza y elegancia y 'No puede ser ' de la 'Taberenera del puerto' entonada con una expresividad máxima que puso al público en pie.

Con el teatro caldeado por los aplausos, comenzaron los bises y comenzó a fraguarse el recuerdo de otro de los grandes conciertos de una voz única y una personaldiad simpática y afable. Hasta la próxima, Camarena.