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Los hórreos y las paneras forman parte, desde hace siglos, del paisaje de Asturias. En total, se calcula que nuestra región cuenta con entre 28.000 y 30.000 construcciones de este tipo, aunque algunas de ellas sobresalen por encima del resto. «Dentro de ese número general, hay unos cuantos cientos que tienen decoración representativa de distintas épocas», explica Paulino García Suárez, que va recorriendo los concejos de nuestra región en busca de nuevos hórreos y paneras, uno de los mayores expertos en estos tesoros.
Y, aunque todas las semanas se lleva alguna alegría porque descubre una nueva construcción reseñable, muchas veces se da de bruces con verdaderas tragedias.
«Conozco más de medio centenar que tienen características muy especiales y que están ya en riesgo de colapso», explica, y detalla la situación: «Si se cayera un hórreo común -los que no tienen ninguna decoración que los diferencie-, no sería una gran tragedia porque hay muchos, pero estos de los que hablo y que son más de cincuenta tienen mucha más importancia, tienen valor artístico e histórico».
Piensa, por ejemplo, en el de Niévares, en Villaviciosa, que data del siglo XVI y que está cubierto, en gran parte, por la maleza. Y también en Villaviciosa está en una situación muy preocupante el hórreo propiedad de la Rectoral de Cazanes, que cuenta con tallas de hace cinco siglos, pero que resiste encallado en el olvido al paso del tiempo.
De la misma época que estos dos es el de Buelles, en Lena. Este hórreo se encuentra en las inmediaciones del Camino de San Salvador y tiene pinturas del siglo XVI, pero, pese a la joya que esconde, su estructura corre serio peligro.
No tiene mejor suerte que ellos una panera situada en la parroquia gijonesa de Granda. Es una construcción de estilo carreño (tradición barroca), que fue levantada en 1776 por el maestro carpintero más prolífico de aquella época, Manuel Antonio Junquera Huergo, y en la que, hoy por hoy, muchas de sus piezas se van desprendiendo de la estructura original.
En Grado se repite la historia: hay una panera en riesgo, que está prácticamente sepultada por la maleza, con una inscripción, en lo que queda de liño, que menciona al rey Fernando VII.
Los del siglo XVIII no corren mejor suerte. Es el caso de una panera situada en Breceña (Villaviciosa), que tiene tallado un escudo nobiliario y el año 1706. Esa antigüedad se constata solo con echarle un vistazo a la construcción, porque está ya semihundida. Y, del siglo XIX, cabe destacar una panera con decoración de estilo Allande en La Mortera (Tineo). Data de 1814 y al lado pasa el Camino Primitivo. La mitad de su tejado ya ha caído.
García Suárez considera que lo primordial sería «hacer un censo que englobe clasificación y catalogación, promoviendo la información y difusión de los mismos, así como su investigación científica» para poder actuar, porque, por mucho que el Gobierno de Asturias haya lanzado 350.000 euros de ayudas para rehabilitar y conservar hórreos, paneras y cabazos, no son suficientes.
Aunque quizá el Plan d'Horros que han impulsado sí que ayude en los próximos años a frenar el declive de estos símbolos de Asturias. Este programa prevé sacar adelante una batería de medidas como la modificación de la regulación de estos elementos etnográficos, con el fin de mejorar su conservación y rehabilitación y de definir los nuevos usos a los que se podrán dedicar.
Sobre esto mismo habló recientemente, en una entrevista en este periódico, el director general de Cultura y Patrimonio, Pablo León, quien aseguró que, «con la nueva realidad del mundo rural, ya no se necesitan 15.000 o 20.000 hórreos como granero o almacén». Por ello, anunciaba que están «a punto de realizar una reforma de la Ley de Patrimonio para posibilitar nuevos usos alternativos que aportarán una solución a buena parte de esos hórreos y paneras».
León avanzaba que podrían destinarse «a un turismo de experiencias o vinculados al Camino de Santiago como refugios, para vivaquear o para pasar una noche». Porque, como vivienda, reconocía que «no cumplen los requisitos de accesibilidad ni de seguridad en caso de incendio... Puede ser una estancia vinculada a la vivienda, con un uso diferente al habitual», apuntaba. Quizá esos nuevos usos sirvan para poner freno a esta debacle que ya redujo a escombros los dos siglos de historia del hórreo de El Pedrosu, en la localidad amievense de Vis, conocido por albergar pinturas alusivas al paso de las tropas napoleónicas por la zona a principios del siglo XIX y hoy en ruinas. El Principado ha anunciado que destinará 40.000 euros a su reconstrucción.
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