ángela rodríguez
Lunes, 15 de agosto 2022, 21:59
El futuro de Lara González Cortés en el panorama musical profesional se augura brillante. Y es que, a pesar de las dificultades propias del oficio, a sus 24 años, la valdesana busca su hueco, tras terminar los grados en Oboe, Dirección de Orquesta, Banda y ... Coro, y el Máster en Dirección de Cristóbal Soler. El próximo mes, pondrá rumbo a Barcelona para continuar estudios en la ESMUC. Y, mientras tanto, produce y dirige en Asturias un espectáculo de zarzuela, con coros de Luarca, Puerto de Vega y Gijón.
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-Su apuesta de zarzuela se robó muchos aplausos en los primeros conciertos. Y aún quedan los de Cadavedo (21 de agosto) y Gijón (26). ¿Que tiene este género que gusta tanto?
-Es la música del país. Muy buena y muy bien hecha. En el Máster con el maestro Soler descubrí en la zarzuela un mundo que me gustaba mucho. Se suele hablar de ella como un género menor, en comparación con la ópera, pero le vi mucha complicación. Aunque muchos de los compositores tuvieron que exiliarse por la Guerra Civil y tuvieron más reconocimiento fuera, todo el mundo entiende las letras aquí.
-Incluidos los cantantes del gran coro surgido para la ocasión. ¿Como fue el proceso de creación del espectáculo y traer la Zarzuela al pueblo?
-Yo dirijo el coro Santa Eulalia de Luarca desde los 19 años. Mi hermano Álvaro, que también es músico, lo fundó en 2010. Normalmente nos centramos en música popular, habaneras o canciones tradicionales de Luarca. Pero esta vez nos salimos del repertorio y fuimos a lo complicado. Es un reto para los cantantes, y nos viene muy bien para subir el nivel del coro. Además, este tipo de músicas no suelen acercarse a los pueblos. El objetivo era también que los cantantes tuvieran la experiencia de formar parte de un coro grande, que se sintieran profesionales. Muchos no habían vivido nunca una experiencia así. Y los ayuntamientos, la verdad, nos dieron muchas facilidades.
-La buena respuesta de los cantantes es innegable: al final reunió unas cincuenta voces...
-Sí, están muy emocionados. Entre el Coro Santa Eulalia de Luarca, el Coro Las Almenas de Puerto de Vega, que dirige Álvaro, y el de Voces Femeninas de Gijón, a cargo de Mari Carmen Palacios, formamos uno grande de 50 personas. Álvaro está al piano, haciendo un gran trabajo de reducción, porque muchas obras son para orquesta. Y además contamos con la soprano Vanessa del Riego y el tenor Israel Riego.
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-Aunque se preparó para ello, imagino que impone estar al frente de tanta gente. Es una gran responsabilidad...
-Lo importante es seleccionar lo que miras y establecer prioridades. Tienes que tener en la cabeza lo que tiene que sonar. La labor del director, al final, es coordinar a toda la gente. En este espectáculo yo siempre les digo a los cantantes que solos lo pueden hacer de 9. Con el piano, de 9,5. Y si yo me sumo, todos juntos somos un 10.
-Salta a la vista que tiene capacidad de liderazgo. ¿Siempre quiso ser directora?
-En realidad no lo sé. No sé vivir de la dirección sin necesitar el oboe, y viceversa. Recuerdo que mi hermano tocaba el piano en casa y yo me sentaba sobre sus piernas. Y a los tres años me apuntaron al Conservatorio en Luarca. Hice el Bachillerato de Artes, y ya cuando cursaba primero del Superior de Oboe me animé a entrar también en Dirección. En la asignatura de Cámara, en un grupo igualitario de cuatro o cinco, es cierto que la gente se coordinaba en torno a lo que yo pensaba o proponía. Y claro, con siete años imaginaba frente al espejo que daba la entrada a los instrumentos en las bandas sonoras de Disney (ríe). Pero no tenía conciencia de que existía la figura del director en concreto.
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-Es joven y mujer. ¿Fue complejo encontrar referentes?
-Nunca me dejé llevar mucho por referentes. Pero ser mujer en esto es muy difícil. Yo soy la única de mi promoción en Dirección. Muchos profesores, de primer nivel, tienen actitudes paternalistas contigo. A mí no me dejaban dirigir obras difíciles, como mucho Mozart. Pensaban que era la única música que podía entender una mujer. La realidad es que, también en orquestas profesionales, un hombre sube a la tarima y asumen que lo va a hacer bien, pero una mujer tiene que demostrarlo siempre. Estamos logrando, poco a poco, ser más consideradas en el panorama musical profesional. Pero cuesta muchísimo. Y contratar a directoras solo para actos del 8M no ayuda.
-¿Cree que logrará vivir de ello?
-Voy a intentarlo al máximo. Es complicado vivir de la música ahora mismo en España. Cada vez hay menos bandas y orquestas profesionales porque se está quitando la música desde abajo, desde el colegio o el instituto. Sin esa base es complicado que luego los jóvenes tengan interés por ello. No obstante, creo que la pandemia puso en valor la necesidad social de la música. Y la música clásica tiene que ser cercana. Antes me molestaba que se aplaudiera en mitad de una sinfonía. Ahora agradezco que el público no pueda contener la emoción.
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