Rocío Acebal Doval, en Madrid, donde vive. IÑAKI MARTÍNEZ

El grito de una generación en crisis permanente

Rocío Acebal Doval ganó el Hiperión de poesía con 'Hijos de la bonanza'

MARÍA DE ÁLVARO

Viernes, 11 de diciembre 2020, 04:33

'Hijos de la bonanza' es el segundo poemario de Rocío Acebal Doval. Y con su segundo poemario la ovetense es también el Premio Hiperión ... de este extraño 2020 por unanimidad de un jurado que lo califica de «lúcido, hondo, preciso, grave e irónico». Y cuesta contradecir en esto a Ben Clark, Francisco Castaño, Ariadna García, Jesús Munárriz y Benjamín Prado. 'Hijos de la bonanza' es, más que un canto a una generación ignorada, un grito: la queja, unas veces dura y directa, otras efectivamente irónica y sutil y otras tantas lo uno y lo otro tejido de forma maestra, de alguien que «nació un instante antes de la tormenta». Concretamente en 1997 y en Oviedo. O sea, pertenece a esa generación que le pilló la primera crisis en el colegio y que cuando iba a salir al mundo a buscarse la vida sin papá y mamá le estalló la siguiente. Esa generación que ha vivido y vive en crisis permanente.

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Habla Rocío, graduada en Derecho y Ciencias Políticas además de poeta o sobre todo poeta, de las promesas incumplidas de esa generación hipertitulada que no puede organizar su propia vida, la de los contratos basura, la de los pobres con nómina.

Habla de feminismo, habla mucho de feminismo, de limar y limpiar estereotipos, de aguantar y sobre todo de no hacerlo, y confiesa hasta «no quiero tener hijas». Y habla de amor, de un amor marcado por las despedidas, las físicas y las que no lo son, y también por las pantallas. Como todo.

Habla de poesía, de un proceso literario en el que cuenta, con toda su coña y toda su ironía, que escribir el poema «es la parte fácil» o que lo que busca el poeta es «una reseña amable de García Martín» (a la izquierda de estas mismas líneas y no siempre 'amable'). Se ríe Rocío Acebal también de alguna que otra entrevista.

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Habla de justicia, pero sobre todo de injusticia. Y a veces te saca una risa y otras te atraviesa las tripas con dureza aunque también use la ironía cuando espeta eso de «no toques las manos de nuestras hijas». 'Hijos de la bonanza' también habla de su patria, aunque Rocio Acebal diga que siente aversión por la palabra, porque su patria son sus raíces, su amor por lo ancestral, su pueblo o cómo aprendió a coser en casa de su abuela.

'Hijos de la bonanza' es un bofetón, pero también una caricia. Un libro en verdad lúcido, hondo, preciso, grave e irónico. Puede que además dulce y ácido y desde luego directo, intenso y certero. Y el Premio Hiperión 2020, que no es poco.

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