PABLO ANTÓN MARÍN ESTRADA
GIJÓN.
Lunes, 18 de enero 2021, 01:56
Suspendida el pasado domingo, a consecuencia del temporal de nieve que impidió viajar al elenco, llegó ayer al Jovellanos una de las producciones teatrales más ambiciosas y aplaudidas de las últimas temporadas: el 'Tito Andrónico' de Shakespeare, en versión de Nando López, dirigida por Antonio ... Castro Guijosa. Estrenada con gran éxito en el Festival de Mérida de 2019, la función, con sus más de dos horas y media y el reparto de una decena de actores, devuelve al público el placer de disfrutar de un tipo de espectáculos casi imposibles de concebir en la era covid y a un tiempo, el de la Roma del emperador Saturnino ficcionalizada por el genio de Stratford-upon-Avon, tan convulso y atroz como todos los que ha conocido el mundo sometido a las cruentas luchas de la ambición humana. Oscurecida durante siglos en el ingente repertorio shakespeareano, tuvo un brillante rescate a mediados del XX en la versión protagonizada por Laurence Olivier y Vivian Leigh, al que seguiría en el final de siglo una adaptación cinematográfica encabezada por otra pareja mítica, la de Anthony Hopkins y Jessica Lange. En ésta, el drama original enlazaba con la estética contemporánea de la violencia explícita, representada en el cine por autores como Sam Peckinpah o su libérrimo discípulo Tarantino. El texto de López y la dirección de Castro Guijosa aprovechan en toda su fertilidad esa dimensión de la tragedia que nos la muestra tan actual, subrayando, sin cargar las tintas ni reescribirla, solo ampliando el enfoque, barbaridades como las agresiones a las mujeres (la violación de Lavinia) o la crueldad ilimitada de los clanes del poder (verdadera especialidad del 'virtuoso' Tito).
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El trabajo de los actores protagonistas y, muy especialmente, el de un inmenso José Vicente Moirón encarnando al general romano, suplen con creces la exigencia en el peso de una obra, en la que toda la compañía se vuelca en sus respectivos papeles para mantener la tensión de una puesta en escena en la que veremos decapitaciones, mutilaciones, torturas y sangre, los mismos horrores que describió Shakespeare siglos antes del 'gore', y que aquí lejos de resultar gratuitos, evidencian la razón poética de la tragedia.
El premio que se llevaron los espectadores de un Jovellanos con el aforo permitido al completo fue una intensa sesión de teatro con mayúsculas, un Shakespeare tan actual como nunca ha dejado de serlo y tan bien llevado en este montaje como para recibir con justicia un aplauso final de los que hacen temblar el suelo.
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