«El Goya es una de las joyas más valiosas e interesantes de nuestra colección»

La operación suscrita el pasado mes de abril con los Amigos del Prado por 3,3 millones de euros contravino los estatutos de la fundación y la Ley de Fundaciones. Las obras que forman parte de la dotación fundacional o que estén directamente vinculadas al cumplimiento de los fines fundacionales, caso del 'Aníbal', solo pueden venderse con la autorización previa del Protectorado de Fundaciones. Esta venta se comunicó a Cultura una vez realizada.

La reunión que el patronato de la fundación celebró el 5 de febrero de 1994 en la antigua sede de Jorge Juan, en Madrid, fue la primera en realizarse después de que Jesús Urrea descubriera que un lienzo ubicado en el tocador del palacete de los Selgas era de Goya, y no de un autor italiano, como se creía hasta el momento.

En el inicio de la reunión, el patronato ratificó por unanimidad a Peña como presidente, quien insistió en que a partir de entonces quedaría «unificado el patrimonio fundacional, hasta ahora separado en la doble actuación de la fundación y de la herencia yacente». Los estatutos indicaban que la colección artística debía integrarse en el «capital fundacional» de la entidad, con carácter de no enajenable, cuando las fundadoras lo indicaran o bien cuando estas murieran. Carmen Fagalde formalizó el cuaderno particional en julio de 1992 y murió en octubre.

La profesora María Cruz Morales Saro, la patrona que pilotó el inventario de la colección, informó de que estaba «prácticamente completo, con sus fotografías y fichas, siguiendo el modelo oficial, realizados y clasificados».

Sobre el hallazgo del 'Aníbal', que Urrea identificó en una primera visita a la Quinta en abril de 1993, Morales Saro dijo que «se considera una de las obras más valiosas e interesantes de la colección». Esos trabajos de inventariado completaban «amplísimamente el original inventario confeccionado por D. Juan de Selgas en el año 1924». La ficha del cuadro de Goya del inventario de 1993 indica que la obra ya estaba ubicada en el tocador Luis XVI en 1924. Informaciones periodísticas y otras publicaciones también localizaban el lienzo en la Quinta en 1914, 1931 y 1967. Ezequiel de Selgas lo adquirió en 1890 tras pagar 5.000 reales a Pedro Bosch sin saber que era de Goya. Pese a estas evidencias, en una comunicación remitida el 22 de septiembre al Protectorado, Peña dijo que Ezequiel Selgas destinó el Goya a su despacho personal y, por tanto, «es un bien no adscrito a la Quinta».