Secciones
Servicios
Destacamos
RAMÓN AVELLO
OVIEDO.
Domingo, 24 de enero 2021, 01:55
Un mérito indiscutible de la Ópera de Oviedo es que en la temporada operística no se suprimieron ni títulos ni funciones. Sin duda, esto fue posible gracias a un prodigioso esfuerzo de adaptación frente a la adversidad, por el que se pudo salvar la temporada. ... Una temporada desarrollada con alto nivel artístico en situaciones extrañas, que finalizará a partir de mañana con 'Les pêcheurs de perles', 'Los pescadores de perlas', la ópera juvenil de Georges Bizet, estrenada en el Teatro Lírico de París en 1863.
'Los pescadores de perlas' no es una ópera que se representa frecuentemente -en las estadísticas de Operabase de los últimos cinco años ocupa el puesto ochenta, y entre las óperas francesas, la séptima-. Sin embargo, contiene una de las romanzas para tenor más conocidas de la historia de la ópera: 'Je crois entendre encore', ('Creo escuchar todavía'), conocida como 'La romanza de Nadir'. En Oviedo, esta romanza está asociada a Alfredo Kraus. El gran tenor canario protagonizó en el Campoamor 'Los pescadores de perlas' en las temporadas de 1958, cuando aún era un tenor poco conocido y al que el público le obligó a bisar la famosa romanza, de 1960, 1964, 1969 y 1981. Hasta ahora, Nadir fue siempre en Oviedo Kraus, sin duda un reto para el también canario Celso Albelo.
Belleza melódica y leitmotiv
Mañana y los días 28 y 31 de enero y 3, 5 y 6 de febrero volverá a representarse 'Los pescadores de perlas' en el Campoamor. Coproducida por la Ópera Cómica de París, la Ópera Nacional de Burdeos y la Ópera Real Valona, contará con la dirección musical de José Miguel Pérez-Sierra, al frente de Oviedo Filarmonía, y el Coro de la Ópera de Oviedo. La dirección escénica correrá a cargo del veterano y esteticista Yoshi Oïda, sobre el diseño de escenografía de Tom Schenk. Estará protagonizada por el tenor tinerfeño Celso Albelo en el papel de Nadir; la soprano ruso italiana Ekaterina Bakanova, como Leila; el barítono Borja Quiza, al que escuchamos en El Campoamor en 'El barberillo de Lavapiés' y en 'Fausto', en el rol de Zurga, y el bajo Felipe Bou, como Nourabad. La representación del día 3, enmarcada dentro de la función 'Viernes Ópera', estará interpretada por Luis Gomes (Nadir), Larissa Alice Wissel (Leila), Valdis Jansons (Zurga) y David Lagares (Nourabad).
La ópera se fraguó como un encargo a un joven compositor que había ganado el Premio de Roma. Los libretistas Pierre-Etienne Piestre y Michel F. Carré crearon un libreto convencional, adaptado a la moda oriental que imperaba en París a mediados de siglo. Parece que Carré, cuando escuchó la ópera, dijo que, si hubiese sabido que el compositor era un genio, se hubiesen esmerado más.
Estructurada en tres actos, la ópera gira en torno al clásico triángulo adaptado a un mundo exótico y lejano. Zurga, elegido rey por los pescadores de Ceilán, se reencuentra con su amigo Nadir, cazador de los bosques y pescador de perlas, con el que estaba enfrentado por una rivalidad amorosa juvenil. Los pescadores contratan a una virgen sacerdotisa de Brahma, Leila, quien en el pasado fue la causante de la desavenencia de Zurga y Nadir, para que proteja la pesca. El sumo sacerdote le recuerda a Leila su voto de castidad y la pena de muerte si lo rompe. Leila y Nadir se reencuentran y sucumben a la pasión. En un acto de generosidad, Zurga, el amigo fiel y enamorado, les salva de la muerte, con el sacrificio de su vida.
Este mediocre libreto poseía, sin embargo, algunas cualidades que Bizet supo utilizar. Desde el entorno pintoresco, exótico, que atraía de una manera muy especial al compositor y que años más tarde proyectó en 'Carmen', a la presencia del pueblo, simbolizado por el coro, de gran importancia dramática en esta ópera. Por otra parte, el texto permitió al compositor construir personajes apasionados, llenos de vida y dramáticamente bien contrastados.
Lo más destacado de la ópera es la belleza melódica tanto para la voz de los solistas como para los numerosos dúos y números concertantes. En estas melodías se percibe la influencia de Gounod, su maestro y valedor. Esta riqueza de los concertantes crea la idea de continuidad pese a las escenas cerradas de la partitura.
Otra cualidad muy destacada de la ópera es la utilización del leitmotiv, no en el sentido desarrollado de Wagner, sino como lo que Berlioz llamaba «la idea fija», es decir el motivo melódico recurrente, que se repite en varios pasajes de la obra y que se asocia a un personaje o una acción. El leitmotiv de la diosa, que se escucha en el dúo de Nadir y Zurga, en el primer acto, es el más importante.
La sensibilidad tímbrica de Bizet se refleja en una orquestación que individualiza por su claridad los sonidos orquestales. Pese a su juventud, Bizet poseía experiencia sinfónica y un conocimiento de la sonoridad tímbrica que se refleja en la ópera.
Finalmente, el coro, como símbolo del pueblo y participante en los rituales brahmánicos, juega un papel esencial y continuo. Tanto en las escenas colectivas en las que es protagonista exclusivo como en las escenas concertantes, en las que intervienen en dúos y arias con los protagonistas.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Nuestra selección
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.