Algo tan español como un churro, o una buena porra, puede que en breve sea imitado en diversos países asiáticos. La promotora de la difusión de este dulce -hecho a base de harina, agua, sal y frita en aceite bien caliente- es la cantante coreana ... k-pop Jisoo, solista del grupo BlackPink. El fenómeno tiene desbordado al personal de la churrería San Román, en Barcelona, donde la clientela oriental no ceja en su demanda de una buena ración del suculento producto.
Todo comenzó el pasado diciembre. Jisoo estaba de visita en Barcelona y se le ocurrió grabar un vídeo de once minutos. En el recorrido por la Ciudad Condal, en plena vorágine navideña, la joven muestra la vía Layetana, la catedral, el Port Vell y su noria, un restaurante de comida coreana, la Sagrada Familia o un mercadillo... Todo para la cantante es «lindo y precioso», tal como recoge en sus explicaciones al teléfono móvil encaramado en un palo para selfis.
Ya llegando al final de la grabación es donde Jisoo explica que le gustaría tomar unos churros. Según explica a sus seguidores, los había probado por primera vez en Madrid. «España es famosa por sus churros», afirma perdiéndose entre las abarrotadas calles del centro histórico de la capital catalana. De esta manera llega hasta la churrería San Román, mostrando su cartel, en la calle Banys Nous del barrio de Ciutat Vella. Allí lo que primero se destaca en las imágenes son las suculentas cañas rellenas (unos churros gigantes con crema por dentro). Y luego muestra los churros tradicionales de toda la vida.
La chica, en cambio, falla a la hora de degustar unos productos tan españoles. A lo mejor le parecía que había mucha gente que la podía empujar y mancharse. De manera que se sube en un coche de alquiler que la llevó por Barcelona para arrear un buen bocado a la caña rellena. Acto seguido Jisoo aparece mojando un churro en un vaso de papel con chocolate.
70 millones de visualizaciones
Jisoo no es otra turista más. Su vídeo subido a Instagram y YouTube supera ya los 70 millones de visitas. Solo en esta segunda red social la joven tiene 4,3 millones de seguidores. Desde ese momento, la churrería es un trajín de público. Las colas ante sus puertas, principalmente de ciudadanos orientales -no solo surcoreanos-, son diarias. Con paciencia, estos nuevos clientes hacen cola y luego ellos mismos reproducen en sus redes sociales la degustación individual o en grupo de los ya famosos churros, a palo seco o mojados en chocolate.
Durante las últimas semanas las ventas de churros, porras, cañas rellenas, chocolate caliente y demás productos se han incrementado en un 20% para satisfacción de la veterana churrería, fundada en 1968.
Armados con cuatro euros y un papel en el que piden la ración en español al dependiente, los asiáticos han encontrado en los churros -un producto por demás oriundo de China- su dulce favorito. Para la hora de la comida, una buena tortilla de patata o una paella.
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