Recetas para Navidad de hace 128 años
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Gastrohistorias ·
En diciembre de 1896 se publica 'De Nochebuena a Reyes', un folleto dedicado a la cocina navideña y a los menús de fiestaAna Vega Pérez de Arlucea
Viernes, 20 de diciembre 2024, 00:35
Estamos todos igual. Confirmando menús, revisando recetas y confirmando qué ingredientes nos faltan. En los días previos a Navidad saltan chispas en las webs de recetas y se quita el polvo acumulado durante los últimos 350 y muchos días a los libros de cocina, o ... a ese cuadernito manuscrito donde tenemos apuntada la fórmula del flan de turrón de la tía Manuela. Aunque hay gente superdotada para el fogón que no necesita cotejar cantidades ni recordar temperaturas, no crean ustedes que eso es lo normal.
Ni siquiera lo era hace más de un siglo, cuando la mejora de la calidad de vida en España (sobre todo para la burguesía y la clase media urbana) y el progresivo refinamiento de los paladares aparcó el clásico menú navideño de sota, caballo y rey —cardo, sopa de almendra y turrón— para dar pie a comidas más sofisticadas que requerían de una memoria privilegiada o de una consulta más que puntual a algún recetario.
Los libros de cocina de finales del siglo XIX ya incluían pavos asados rellenos, besugos a la parrilla y ensaladillas rusas, pero ¡qué cómodo sería que las más utilizadas por Navidad estuvieran compiladas en una sola obra de referencia! Eso debió de pensar el periodista vallisoletano Vicente Colorado Martínez (1850-1904), redactor del diario La Monarquía, a mediados del mes de diciembre de 1896.
Viendo que le pillaba el toro de las minutas festivas escribió a un amigo cocinillas para pedirle sopitas e inspiración. El amigo no era otro que don Ángel Muro Goiri (1839-1897), ingeniero madrileño reconvertido en escritor culinario que se había hecho famoso en toda España gracias a una columna en prensa titulada 'Conferencias culinarias'. Muro comenzó a publicarla en La Monarquía en marzo de 1890 e inmediatamente sus reflexiones, recetas y anécdotas culinarias hicieron furor entre los lectores, propiciando que otros muchos periódicos las incluyeran en sus páginas y que su autor sacara desde recopilaciones mensuales y anuales hasta un 'Diccionario general de cocina' (1892) o un recetario superventas llamado 'El practicón' (1894).
Si alguien podía ayudar a Vicente Colorado con su apuro prenavideño, ese era Muro, así que ni corto ni perezoso le envió una simpática petición con rima incluida. «Querido Ángel, se avecina la Pascua de Navidad y tengo necesidad de recetas de cocina. Tú que en esto impones leyes, y tienes inspiración, mándame una colección desde Nochebuena a Reyes». Esta entrañable solicitud aparece en la primera página de 'De Nochebuena a Reyes. Comidas y banquetes', un folletillo de 22 páginas y 100.000 ejemplares a dos reales cada uno que el señor Muro sacó a la venta a finales de diciembre de 1896.
La noticia de su publicación saltó el 21 de ese mes, y teniendo en cuenta que Colorado le había hecho el encargo el día 15 solo podemos pensar que o Ángel Muro y la imprenta trabajaron a la velocidad del rayo o que la historia del amigo en apuros y el gastrónomo complaciente era una simple estrategia comercial. No sería la primera vez que Muro utilizó una artimaña para vender más.
Plagiador del trabajo ajeno y misógino recalcitrante, Ángel Muro también fue padre del periodismo gastronómico español, un fantástico divulgador de nuestra cocina y un autor muy meritorio (cuando no copiaba). Sus claroscuros resultan fascinantes y prometo hablarles mucho más de él a lo largo del próximo 2025, pero por ahora nos quedaremos con que tuvo un instinto comercial inigualable.
En la época de la que hablamos tenía un contrato con la Compañía Madrileña de Alumbrado y Calefacción por Gas para promover el uso de las novedosísimas cocinas a gas, así que recurrió a esa misma empresa para que patrocinara su obrita navideña y también insertó en ella, previo pago por publicidad, anuncios de González Byass o de la afamada fábrica de galletas de Venancio Vázquez. Llegó incluso a espolvorear en el texto de las recetas, así como quien no quiere la cosa, promoción encubierta de diversas marcas de alimentación cuyo consumo él recomendaba. Don Ángel era un hacha del marketing.
La supuesta tirada de 100.000 ejemplares de la que presume la portada también es sospechosa de ser un mero gancho publicitario. Han sobrevivido tan pocas copias que yo no había visto ninguna hasta que hace poco la biblioteca de la RAE digitalizó una que esta institución tiene en sus archivos. Pueden leerla, descargarla y cotillear sus menús festivos, que comprenden desde uno ligero de vigilia para Nochebuena hasta el banquetón de después de la Misa de Gallo (momento en que ya se podía comer carne), otro pensado para el día de Inocentes, el de la cena de Nochevieja (que empezaba a las doce menos cuarto de la noche) y los correspondientes a las comidas de Año Nuevo y Reyes.
Además de las minutas encontrarán recetas para hacer sopa de almendras, pato y ganso asados, pavo, besugo, langosta a la americana, roscón de Reyes, castañas hiladas y varios platos más. Igual les salvan de un apuro, como a Vicente Colorado.
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