Ana Vega Pérez de Arlucea
Viernes, 10 de febrero 2023, 00:09
María Mestayer, Coloma Abrinas, Melchora Herrero, Nicolasa Pradera, Eladia Martorell, Dolores Vedia, Genoveva Bernard, Josefa Alas... Algunos de esos nombres ya han sido protagonistas de esta sección, otros lo serán en algún momento. Fueron autoras de libros de cocina, alimentación o economía doméstica, y todas ... ellas iban a tener cabida en una obra fundamental sobre el papel de la mujer en nuestra historia gastronómica. El hostelero, bibliófilo y escritor Eduardo Martín Mazas (1958-2023) tenía ya muy avanzado un catálogo en el que iba a recoger todos y cada uno de los libros de temática culinaria firmados por una mujer española.
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Estaba planteado como obra de consulta, una bibliografía mayúscula y exhaustiva en la que aparecerían todos los recetarios femeninos publicados en nuestro país. Muchos formaban parte de la inmensa colección personal de Eduardo, mientras que a otros les había tenido que seguir la pista a través de archivos, repositorios públicos o bibliotecas privadas.
El reciente fallecimiento de este docto cocinero oscense nos ha dejado un poco huérfanos a todos los que amamos la literatura gastronómica, pero además plantea la duda de qué ocurrirá con este y otros proyectos que él tenía en marcha. Cruzo los dedos por la próxima publicación de su bibliografía gastro-femenina y, de paso, aprovecho para rendir homenaje a Eduardo Martín Mazas hablando hoy de una autora que iba a figurar en su libro y sobre la cual hablé con él en varias ocasiones: María Luisa Alonso-Duro y Guerra, la catedrática cocinera.
Resulta entrañable que la Biblioteca Digital de Castilla y León (BDCyL) sea el único sitio en el que se puede ver completo el libro 'De Cocina' de María Luisa Alonso-Duro. La edición que tiene la BDCyL es la séptima, impresa en Madrid en 1926 y digitalizada a partir de un ejemplar de la biblioteca pública de Ávila, pero apuesto lo que ustedes quieran a que en Valladolid no saben que doña María Luisa era oriunda de esa misma provincia. Aunque afincada en Madrid desde joven, la señora Alonso-Duro merece ser aupada a los laureles castellanoleoneses no solo por ser una de las pocas autoras gastronómicas de la comunidad, sino por haber sido la primera mujer que consiguió una cátedra de educación secundaria en España. La ganó por oposición en septiembre de 1921, siendo designada catedrática de Lengua y Literatura Francesas del Instituto de Cuenca.
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María Luisa gozó de las ventajas de una magnífica educación. Su madre, Julia Guerra Matesanz, era pariente de diputados, senadores y grandes empresarios, mientras que su padre don Evaristo Alonso Duro ejerció como fiscal en las audiencias provinciales de Zamora, Alicante, Murcia, Sevilla y Barcelona.
Su hija fue una de las primeras alumnas del madrileño Instituto Cardenal Cisneros y, gracias a una memoria de la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (lo que luego sería el CSIC), sabemos que María Luisa se fue en 1913 a París para estudiar Historia Francesa en la universidad. Para entonces su libro de cocina iba ya por la quinta edición.
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No tengo ni idea de por qué Alonso-Duro decidió publicar un recetario, pero está claro que sabía del tema y que demostró un interés inusual en actualizar sus conocimientos culinarios para ofrecer a sus lectores una visión lo más completa posible de la gastronomía de su tiempo. 'De Cocina' salió en otoño de 1905 de la misma editorial madrileña que acababa de publicar los 'Cantos de vida y esperanza' de Rubén Darío. Al mando de aquella pequeña empresa cultural estaba el impresor vallisoletano José Manuel de la Cuesta y Martín, marido de la joven María Luisa.
Probablemente el libro de recetas de su esposa vendió mucho más que el del poeta nicaragüense: en apenas cinco años 'De Cocina' fue reeditado y ampliado en cuatro ocasiones, y su gran demanda provocó que en 1912 su autora tuviera que sacar como volumen independiente el capítulo dedicado a los platos de vigilia. En esa misma época María Luisa comenzó a colaborar con el suplemento Blanco y Negro del diario ABC publicando recetas en la sección 'Mesa revuelta'.
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A pesar de ser una escritora con importantes ventas, Alonso-Duro no dejó nunca de lado su vocación pedagógica. En 1913 se presentó por primera vez a oposiciones de enseñanza y tras quedar viuda en 1916 comenzó un largo periplo por escuelas e institutos de toda España, pasando por Burgos, Cáceres, Alcoy y Madrid. A pesar de sacar la cátedra en Cuenca prefirió seguir en la capital como profesora de francés de la Escuela del Hogar y Profesional de la Mujer, pasando luego al instituto femenino Infanta Beatriz y finalmente a la Escuela Industrial de Madrid, donde se jubiló en 1943.
Tradujo su interés por la ciencia, el arte y los viajes al lenguaje culinario y, a diferencia de los impersonales recetarios de aquel tiempo, sus páginas abundan en «yo», «me» y «mí». Además de las quince ediciones de 'De Cocina' (luego rebautizado como 'Las tres cocinas') publicó con el mismo estilo claro y directo 'Manual práctico de cocina' (1944) y 'La cocina casera' (1952). Su historia merecía ser contada.
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