La segunda de la Feria de Begoña es un festejo especial, una confrontación juvenil, incluso un desafío ganadero, pero sobre todo es un canto al futuro de este espectáculo. Porque sus protagonistas, Manuel Román y Marco Pérez, están llamados a ser los testigos que, más pronto que tarde, compitan con los matadores actuales hasta acabar cogiendo su relevo en las ferias.
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A Manuel Román ya lo conocen los aficionados asturianos. Su debut el pasado ejercicio, en el espectáculo que reabrió el coso tras aquella torticera clausura, dio mucho que hablar. Sorprendió el joven cordobés porque su aparente fragilidad externa se tornó en un toreo de muchos quilates, sobre todo manejando la mano zurda. Tiene gusto manejando los chismes, armonía en sus movimientos, pero su principal virtud radica en que todo lo quiere hacer despacio. Cuida las entradas y salidas de la cara del toro, se preocupa de la puesta en escena y huye de los gestos y guiños a la galería.
Jueves, 15
Diego Ventura: dos orejas y ovación.
Alejandro Talavante: silencio y silencio tras dos avisos.
Daniel Luque: silencio y dos orejas.
La Quinta
Antigüedad: 18/04/1881.
Procedencia: Conde de Santa Coloma - D. Joaquín Buendía Peña.
Núñez del Cuvillo
Antigüedad: 13/05/1991.
Procedencia: Osborne, Domecq y algo de Núñez.
Freixo
Antigüedad: No tiene.
Procedencia: Domecq, vía Garcigrande y Daniel Ruiz.
Marco Pérez se presenta en terreno astur con el aval que supone ser el último caso de precocidad taurina. Su debut en público en una clase práctica en La Glorieta de Salamanca, allá por 2015, cuando apenas contaba con siete años de edad, forma parte de la historia reciente del toreo. Y desde entonces no ha parado de dar motivos para seguir creyendo en él. Marco se encaja toreando, y acompaña la embestida muy asentado y atalonado en la arena jugando la cintura, marcando el número de las zapatillas en el piso. Como buen salmantino, su concepto es típicamente castellano, influido además por sus maestros de Escuela, José Ramón Martín y José Ignacio Sánchez, además de por su apoderado, el matador francés Juan Bautista, uno de los referentes contemporáneos del toreo clásico, que hace de la naturalidad, bandera.
Existen varios ejemplos de personajes famosos por su desarrollo prematuro en el arte. En La Tauromaquia y en otras disciplinas. Mozart en la música, Picasso en la pintura… En nuestra materia, Joselito El Gallo, Luis Miguel Dominguín, los Bienvenida y más recientemente Enrique Ponce o El Juli son los arquetipos más significativos.
Sin embargo, su presencia no es frecuente, y por tanto, cada vez que surge un patrón como el que nos ocupa, acapara el protagonismo en los medios, incluso en los de corte generalista. La casualidad ha hecho coincidir a Manuel Román y a Marco Pérez en el espacio y en el tiempo, y la empresa Circuitos Taurinos los ha reunido esta tarde en El Bibio. Disfrútenlo.
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