
«Con el servicio secreto estamos en una situación complicada»
fERNANDO RUEDA, PERIODISTA ·
El jueves presenta 'Secretos de confesión' en el Ateneo Jovellanos de la mano del Aula de Cultura de EL COMERCIO y el viernes, en AvilésSecciones
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fERNANDO RUEDA, PERIODISTA ·
El jueves presenta 'Secretos de confesión' en el Ateneo Jovellanos de la mano del Aula de Cultura de EL COMERCIO y el viernes, en Avilés«Soy Lobo. Repito. Soy Lobo». Esta frase lo cambió todo para Mikel Lejarza Eguía y su familia. Él dejó de ser Mikel y nació ... la leyenda. Una leyenda alrededor de la cual Fernando Rueda, periodista de investigación, y el propio Mikel, acompañados de otras voces que hasta ahora nunca se habían pronunciado -jefes, colaboradores o familia-, intentan arrojar luz en 'Secretos de confesión' (Roca, 2022). Un libro creado a través de sentimientos y recuerdos que sirve para entender mejor por qué un joven veinteañero dijo sí a los servicios secretos y se infiltró en ETA. Para conocer a un Mikel más cercano que comparte emociones, anécdotas, errores y aciertos en lo que muchos consideran el cierre de su historia. 'Secretos de confesión' se presentará el próximo jueves 15 de diciembre (19 horas) en el Ateneo Jovellanos de la mano del Aula de Cultura de EL COMERCIO y el viernes 16, con el Aula de Cultura de 'La Voz de Avilés', en el Centro de Servicios Universitarios, también a las 19 horas .
-¿Por qué El Lobo?
-Pues mira, a mí, hace muchos años, me ofrecieron escribir la biografía de un general importante de la Guardia Civil, que había luchado contra ETA, y dije que no. Dije que no porque las biografías no me apetecían absolutamente nada. Sin embargo, unos años después de que escribiera las novelas 'El regreso del lobo' y 'El dosier del Rey', cuyo personaje central era El Lobo, Mikel (Lejarza) me dijo: «Creo que ha llegado el momento de que escribamos mis memorias».
-¿Y por qué en ese caso sí aceptó la biografía?
-Por dos motivos. Uno, porque me apetecía escribir la historia de un infiltrado como Mikel y que, además, pudiera contar todo aquello que yo quisiera contar; es decir, las cosas buenas y las cosas malas. Y segundo, que Mikel era amigo mío. La relación para un periodista con una fuente, si vas a hacer un libro, puede resultar complicada porque hay determinadas cosas que se pueden convertir en límites. Sin embargo, aquí esa relación jugó a mi favor. Mikel me eligió porque soy su amigo, está claro, pero también porque soy independiente. Esa independencia es la que a mí me permite escribir estos libros con un amigo sin renunciar a la libertad de creación.
-En 'Secretos de confesión' no solo está la voz de Mikel Lejarza o la suya, hay muchas otras voces.
-Cuando nosotros debatimos cómo contar la historia de Mikel, sabíamos que queríamos hacer dos cosas. Una, contar su historia en primera persona. Lo hicimos con 'Yo confieso' (Roca, 2019). Y segundo, dar voz a los que yo llamo los otros, que son esas personas que nunca han hablado y que han tenido una presencia importante en la vida de Mikel, como sus hermanas, por ejemplo, pero también -y esto fue una sorpresa para mí porque partió del propio Mikel- personas que en aquel momento fueran de ETA. Y te voy a decir algo que no hemos contado: lo intentamos. Lo hicimos. Yo lo intenté. Utilicé los cauces que consideré adecuados para llegar a determinadas personas que habían sido muy importantes en ETA en aquel momento, pero no quisieron participar.
-Por eso utiliza fuentes escritas de miembros de ETA.
-Sí, claro. Eso es un pequeño trabajo de investigación que hice cuando no quisieron participar. Traté de reconstruir lo que ellos pensaban y las ideas que hoy todavía lanzan, como la de que Mikel fue asesinado durante una redada policial contra él y tres etarras más que iban en un coche por el centro de Madrid. Una redada tremenda con cientos de policías y miles de balas disparadas. Su teoría es que a Mikel lo mataron y, por lo tanto, Mikel no existe. Piden que se haga una prueba de ADN para demostrar que es realmente Mikel Lejarza Eguía. O la de que Mikel era de ETA y después les traicionó porque la Policía lo capturó.
-«Soy Lobo. Repito. Soy Lobo». ¿Esta frase puso la diana sobre Mikel?
-Durante la investigación, me encontré con una noticia publicada en varios periódicos, entre ellos el diario 'Pueblo', donde se contaba que Mikel había escapado de la redada y se había escondido en un piso. Allí hizo una llamada en la que dijo una frase que ha resultado histórica: «Soy lobo. Repito. Soy lobo». Detrás de esa historia estaba Jesús María Zuloaga, en aquel momento un joven periodista meritorio, que cubrió lo sucedido y que fue quien lo descubrió. Hablé con él, su testimonio está en el libro. Inconscientemente, la publicación de esa historia y de esa frase pusieron a Mikel en el punto de mira. En peligro de muerte.
-Al entrevistar a todas las personas que dan voz al libro, ¿cómo ha hecho para diferenciar el relato real de los adornos que el tiempo suele añadir?
-Verás, los recuerdos cuentan la misma historia vista por distintas personas. Lo que yo he buscado es la percepción de la realidad a través de esos recuerdos. En este libro no buscaba confirmar hechos, que me hubiera llevado a tener que poner cada una de sus afirmaciones en cuarentena -como cuando hago periodismo de investigación- y tratar de buscar confirmación. Aquí lo importante son esos recuerdos, sobre todo porque son históricos y están ligados a los sentimientos.
-La forma en la que la familia de Mikel se enteró de su infiltración en ETA es muy dura.
-Mikel se infiltra en ETA y luego desaparece, y sus hermanas y sus padres no se enteran de nada hasta el día en el que salen de su casa y se encuentran con todas las paredes del pueblo y del resto del País Vasco empapeladas con unos carteles que ponía «se busca», la cara de su hermano y los datos para identificarlo. Animaban a todo el pueblo vasco a dar información en contra de Mikel. Fue duro. Las hermanas de Mikel nunca habían hablado con un periodista, jamás, y sus relatos son relatos de vida. Qué habían sentido y cómo habían vivido esa historia.
-Han pasado once años desde que ETA anunciara el cese definitivo de su actividad armada, pero Mikel Lejarza sigue bajo amenaza.
-Según el propio servicio de inteligencia y los datos que existen, la amenaza ha cambiado. Antes era una amenaza de banda terrorista y ahora es una amenaza de restos de banda terrorista; es decir, no son los viejos de ETA, sino locos o gente rencorosa. Algunos que quieren vengar a sus padres porque Mikel dio la información, pero luego actuó la Policía. Detuvieron gente, algunos murieron, etcétera. De ahí viene el tema de la seguridad extrema cuando aparece en sitios públicos y que siempre se mueva con pistola.
-¿Dejó Mikel de ser Mikel cuando dijo sí a los servicios secretos?
-Ahí todavía era Mikel. En las infiltraciones, normalmente la gente se cambia el nombre, pero Mikel entró en ETA con el suyo, el de verdad. Cuando entra, sabe que, si sale vivo de la operación, serán los últimos meses o años en los que se va a llamar Mikel Lejarza. Después, Mikel desapareció. Tuvo identidades falsificadas y, finalmente, se hizo una identidad nueva en México.
Cuando Mikel entró en ETA era 1973. Si hubieran sido los años de plomo, ¿Mikel hubiera dicho que sí a la infiltración?
A Mikel lo captan en 1972, 1973. Cuando llegan los años de plomo, los 80, la época socialista con Felipe (González), que es una época tremenda, yo estoy seguro de que, si le hubieran captado entonces, habría que preguntárselo a él, claro, pero creo que Mikel hubiera dicho que sí. Es verdad que nunca sabes lo que podría haber pasado porque la ETA de antes, de la época de Franco, él lo dice, era una época más intelectual y menos salvaje. Sin embargo, la ETA de la democracia era la de los asesinatos continuos sin escrúpulos.
-¿Es 'Secretos de confesión' la despedida de El Lobo?
-Mikel, de alguna forma, lo ha planteado así. Primero tenía que escribir sus memorias, su historia, con sus éxitos y sus fracasos, contarlo todo. Y ahora quedaba dar voz a los que habían estado callados. A sus compañeros, familia y a la gente que había sufrido y no dicho nada. Y expertos, como el psicólogo clínico Carlos Ramos, que explica cómo es la personalidad de Mikel y de otros infiltrados, porque el libro también está dedicado a tantas y tantas personas que trabajan en la sombra. Personas que no tienen la posibilidad de publicar y contar lo que sufren ellos y sus familias.
-Sobre los servicios secretos, en el libro no salen bien parados. ¿Han recibido presiones usted o Mikel para no publicar o sobre cómo publicar este libro?
-(Silencio) Qué pregunta… Esa es la pregunta más difícil de todas.
-Por eso la he dejado para el final.
-Es que… No sé… Sí, mira, sí. En 'Yo confieso', tuvimos una serie de disgustos por parte del servicio secreto de entonces, dirigido por Félix Sanz, que quería controlar el libro. Habían animado a Mikel a contar su historia, pero querían autorizarla y controlarla. Mikel decidió escribirlo conmigo y yo no les caigo bien. Todo lo que pueden hacer por lo bajini contra mis trabajos, lo hacen. Entonces sí tuvimos una serie de presiones. Las recibió Mikel. Ahora el CNI está bastante jorobado porque les pillaron con el tema 'Pegasus' y no quieren que se hable del servicio secreto. Y, como no quieren que se hable y ha coincidido con nuestro libro, estamos en una situación complicada, aunque, oficialmente, a mí no me ha llegado ninguna presión directa.
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