La familia vista por un Shakespeare de nuestro tiempo

Veronese, consumado maestro de la escena, tiene el don de intuir el gancho de una obra para que pueda funcionar y despertar la atención de un público amplio. El texto del Nobel Pinter le brinda sobradamente esa posibilidad por su enjundia y la capacidad del autor británico de retratar los conflictos humanos en primer plano con lente de neurocirujano. Desde su estreno en 1965, 'Retorno al hogar' no ha dejado de representarse con el entusiasmo unánime de los espectadores en cada nueva versión y en España, ya muy tempranamente, en 1970, llegaba al Teatro Marquina de la mano de Luis Escobar. El responsable de la actual adaptación confesaba, días antes de su pase en Avilés, que llevaba casi tres décadas soñando con la idea de montarla y ese empeño se ve reflejado en cada detalle de la obra que se pudo ver anoche. No sobra ni falta nada en una función donde hasta el más mínimo matiz introducido por Harold Pinter es indispensable para que resulte como él mismo la definió: «apretada y redonda».

Como un Shakespeare de nuestro tiempo, el dramaturgo británico pone el foco en las relaciones del poder, en su caso en el entorno íntimo de una familia casi 'corriente'. La crueldad y el humor están muy presentes en la dramaturgia y en el carácter de los personajes. El equipo actoral mostraba en el escenario del Palacio Valdés hasta qué punto era consciente de su responsabilidad en un gran trabajo coral repleto de excelentes actuaciones individuales, una realidad que le debe mucho a la labor de direccion de Veronese y tambièn a la pauta que marca en todo momento, un intérprete de la categoría y la experiencia de Rellán. Un acontecimiento digno de la ovación final que lo premió.