Leyendas del béisbol como Al López, Lou Piniella o Tino Martínez nacieron en familias asturianas afincadas en Tampa. Allí, el Centro Asturiano contaba con su propia cantera de jugadores. :: Foto cedida por el centro asturiano de tampa

Emigrantes invisibles en EE UU

Una exposición recupera en Madrid el legado de la diáspora española en Estados Unidos, en la que los asturianos jugaron un papel fundamental. De las minas a las fábricas pasando por el béisbol

:: a. villacorta

Jueves, 23 de enero 2020, 03:42

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Prudencio García tenía siete años cuando le hicieron un icónico retrato allá por 1907, recién llegado a San Luis (Misuri), procedente de Salinas, junto a su hermana y su madre. Una foto en la que aquel guaje sostiene la bandera de su país de ... acogida y que hoy protagoniza el cartel de 'Emigrantes invisibles. Españoles en EE UU (1868-1945)', la muestra que hoy abrió sus puertas en el madrileño Centro Cultural Conde Duque, donde permanecerá hasta el 12 de abril para recuperar el legado de la diáspora española en Estados Unidos, en la que los asturianos que emigraron en busca de un futuro más próspero jugaron un papel fundamental.

También son de origen asturiano sus comisarios, el catedrático de la Universidad de Nueva York James D. Fernández y el periodista y cineasta Luis Argeo, que, tras una década de investigación y en un recorrido por 16 de los 50 estados del país, lograron reunir un ingente archivo fotográfico que hoy cuenta con más de 15.000 imágenes digitalizadas que ofrecen «una visión general de lo que supuso la emigración española en aquel periodo olvidado»:«Asturianos en las minas de Virginia Occidental y en las factorías del cinturón industrial del Medio Oeste;andaluces en los campos de caña de azúcar en Hawái y en las envasadoras de conservas frutales en California;vascos en los pastos de Idaho y Nevada;cántabros en las canteras de Vermont;gallegos y valencianos en los muelles neoyorkinos de Hudson y el East River;más asturianos y más gallegos liando tabaco en las fábricas de Tampa, Florida».

Poco queda ya «de aquellos intrépidos emigrantes» –explica Argeo–, quien buceó «en sótanos y desvanes» hasta hallar los materiales que se encontraban dispersos en los archivos familiares de sus descendientes y que conforman la historia de este éxodo que ahora se muestra en un recorrido organizado por la Fundación Consejo España - EE UU.

«Nos han abierto sus hogares para enseñarnos viejos álbumes y latas de galletas donde atesoran las fotografías y documentos de sus padres, abuelos y bisabuelos, cuya única patria fue, en muchos casos, el trabajo, y su epopeya, la de los inmigrantes de todos los tiempos y lugares:la búsqueda cotidiana del bienestar, la decencia, la dignidad», apunta Luis Argeo.

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Dividida en seis apartados encabezados con ilustraciones de Alfonso Zapico, el relato se construye hilvanando más de 200 archivos digitalizados y 125 originales seleccionados por los comisarios. Sobre todo fotos, pero también documentos de viaje, efectos personales o películas caseras rodadas por los protagonistas de esta odisea.

Allí están, por ejemplo, imágenes del equipo de béisbol del Centro Asturiano de Tampa, «una localidad donde llegó a haber una barrio conocido como Candamo», o las de la tienda de puros Las Musas, en pleno Brooklyn.

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«Los asturianos destacaron en la industria del tabaco en Cuba. Y cuando, a finales del XIX y principios del XX, se abrieron fábricas de habanos en Estados Unidos –principalmente, en la Florida y Nueva York– muchos de ellos pusieron rumbo a Norteamérica», apunta Luis Argeo, que también desvela detalles como que «en Virginia había pueblos enteros donde se hablaba asturiano y se tocaba la gaita».

De las minas a las fábricas, fueron «héroes de lo cotidiano» como José Manuel Bada (Caravia, 1888), «periodista, escritor, crítico de cine y promotor de la primera película hispana rodada en EE UU, 'El pobre Valbuena' (1917), dirigida por el también asturiano Manuel Noriega, además de cronista de la bohemia hispana en Nueva York, llegando a entrevistar a personajes como Gardel o Rodolfo Valentino». O como el propio Prudencio García que, con el correr del tiempo, se convertiría en 'Pete', «un destacado jugador y promotor de fútbol, además del primer árbitro estadounidense que pitó en un mundial de fútbol: el de Brasil de 1950. Certificó como linier la derrota de España ante Suecia (3-1, con gol de Zarra) en la batalla por el tercer puesto.

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