¿Qué es ser normal? ¿Y qué es ser diferente? Eloy Moreno (Castellón de la Plana, 1976), en su última novela, 'Diferente' (Ediciones B, 2021), ... nos invita a cuestionar estos conceptos y adentrarnos, como si de un espectáculo de magia se tratara, en la historia de Luna, una niña con capacidades especiales que nos ayudará a entender que, tal vez, ser normal es, precisamente, ser diferente. Una trama sobre la realidad y sus distintas visiones, las verdades absolutas, la aceptación del dolor y, sobre todo, la esperanza. La novela se presentará el lunes en la librería Central de Gijón (18 horas) y el martes en la librería Cervantes de Oviedo (también a las 18 horas).
-Cuando el lector se enfrenta a su última novela, 'Diferente', no tiene claro de qué trata, puesto que el libro no incluye ningún resumen. ¿Por qué?
-En general, procuro no desvelar mucho. Siempre comento que para mí un libro es como un regalo y si lo han desenvuelto antes de dártelo, pierde la magia. Además, intento que todos mis libros sean muy distintos entre ellos y, claro, si desvelo algo de eso que he estado guardando tanto tiempo, de repente lo estropeo.
-¿Y cómo atrae al lector?
-Muchas veces pongo una frase y ya está. Al principio los lectores lo veían como algo un poco extraño, pero, quien me conoce, ya sabe que mis novelas no tienen resumen y que tienen que entrar en ellas con los ojos cerrados sin saber muy bien de qué va la cosa.
-Sabemos que la protagonista es una niña que se llama Luna, pero ¿quién es Luna?
-Pues Luna es, dentro de la novela, una niña que tiene una capacidad especial. Puede ver conexiones con las personas que otra gente no ve. En el libro hablo de esos momentos extraños que todos hemos vivido alguna vez. Por ejemplo, de pronto piensas en una persona y a lo mejor te llama o te la encuentras por la calle. Actos que no tienen explicación para la mayoría, pero sí para Luna. Ella tiene su propia explicación de la vida.
-¿Y el sombrero que Luna luce en la portada? ¿Qué importancia tiene?
-Ella juega mucho con un sombrero de mago porque le encanta la magia, y el lector, en cierto modo, al final, no sabe muy bien si todo lo que está pasando es un truco o no. Es la sensación que quería transmitir. Como cuando vas a un espectáculo de magia, que no sabes muy bien lo que está pasando, pero te gusta.
-Y Luna es la que nos conduce por ese espectáculo.
-Claro, Luna es como el maestro de ceremonias. Ella, en la trama, va viendo cosas que, de vez en cuando, el lector también ve, pero que los demás personajes no. Así, hay muchos cabos sueltos hasta que, al final, algo lo cuadra todo. Pero lo bonito del libro es que todo depende del lector y de lo que este quiera creerse o no. Eso lo hace muy emotivo.
-Cuenta en el libro que la realidad es frágil, pero ¿de qué realidad estamos hablando?
-Hay muchas realidades. Depende de quién la vea o de cómo la vea es distinta. En este caso, estamos viendo todo desde el punto de vista de una niña que es capaz de ver cosas que los demás no ven. Como contrapunto está la psicóloga, el otro personaje principal, que es más incrédula y, al final, tú serás quien decida. Tienes que tomar partido por una de las dos.
-Y en ese tomar parte, se habla de normalizar la diferencia.
-Claro, porque lo normal es ser diferente. Si fuéramos todos iguales, menudo aburrimiento. Además, no es posible. Lo que pasa es que muchas veces lo de ser normal o ser diferente depende de quién lo mire. Lo bonito es que la gente sea distinta y haga cosas diferentes.
-En la actualidad parece que cada vez abrimos más los ojos a las diferencias, pero aún existe una corriente a la que le cuesta hacerlo. ¿Por qué sucede?
-Hay mensajes contradictorios. Si ves cualquier anuncio de publicidad, siempre dicen eso de sé diferente y original, pero después intentas serlo y, mira qué raro es este. Entonces es complicado ser diferente, original, y alejarse de alguna forma del rebaño, pero yo siempre abogo por ello. De hecho, la novela habla de eso; de la gente que es diferente. Y yo siempre me he sentido también, de alguna forma, diferente. Creo que, al final, es lo bonito. Que haya mucha diversidad.
-En el libro también trata el tema del dolor y de lo difícil que resulta aceptarlo.
-Es una novela que hace que se sienta mucha emoción. Los lectores me lo dicen. Se emocionan porque todos hemos vivido algo de lo que pasa en ella. Todos hemos sentido alguna vez lo que siente la niña o hemos perdido a un ser querido. Habla del dolor, pero también habla de la esperanza. Hay bastantes personas que, después de leerse el libro, se han hecho un tatuaje con un símbolo que aparece en él y me parece muy chulo.
-He leído que usted empieza las novelas por el final.
-Siempre empiezo a escribir por el final. Para mí es más sencillo porque mis novelas tienen muchas tramas, distintos tiempos y lugares, y si fuera desde el principio a ciegas, seguramente no podría llegar a ningún sitio. Lo que hago es tener el final muy atado y como sé cómo tengo que acabar, sé cómo llegar ahí.
Le han comparado con Roald Dahl. ¿Le da vértigo?
-No, porque a mí me encanta Roald Dahl y también Tim Burton. También me gustan mucho Orwell e Isaac Asimov. Son cuatro de mis referentes y de toda esa mezcla sale mi literatura. Roald Dahl me encanta, desde pequeñito. Creo que todos hemos crecido con su obra.
-Su primera novela, 'El bolígrafo del gel verde', fue una obra autoeditada y le lanzó al éxito. ¿Está cansado de que siempre le pregunten por ello?
-No, porque si no fuera por esa novela, yo no estaría aquí. Todo empezó con la autoedición, en aquel año que estuve por ahí repartiendo el libro y nadie me conocía, entonces sí que era invisible, y lo bonito es que no se quedó ahí porque hay autores de una sola obra que después desaparecen. Mi caso no fue así.
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